Editorial febrero 2012
 

Hace exactamente un año, escribía una carta titulada «Carta al presidente José Mujica por rebaja del IVA». Esta generó los siguientes días y meses un fenómeno particular, fueron varios cientos las respuestas de quienes tuvieron oportunidad de leerla, tanto por correo, mensajes de texto y llamadas a mi celular. Fue tan particular que a gente con la que hoy tengo vínculos la conocí a partir de esta carta, que luego de llegar a España por algún lector, fue reenviada a otros a Uruguay y así fue como entraron en contacto conmigo. O lo curioso de recibir un sábado una llamada desde Sydney, Australia, de Cristina, cuyos padres son uruguayos, para pedirme autorización para distribuir esta carta en la cadena latina que ellos tienen.

Cuánto poder tiene la comunicación. Esta carta me ayudó a reafirmar mi convencimiento de que la gente necesita que alguien hable en su idioma, que alguien le ponga letras a lo que ellos quieren que su voz grite pero no pueden o no se animan.

Por eso hoy a un año vuelvo a compartir más abajo esta carta, que tiene la misma vigencia, pero con un agravante, hemos desperdiciado otros 365 días más para comenzar a transitar en el camino correcto. El descuento del IVA no le llegó a nadie y se sigue llevando la discusión política a terrenos estériles.

Parece un gran pacto de no agresión entre los actores políticos, unos con la salvaguarda de mayorías parlamentarias, que no hacen lo que deben porque no quieren, y la oposición que no encuentra el camino (y muchas veces parece ni buscarlo) hacia un discurso y acción que le devuelvan a la gente la esperanza de que las cosas tomen el verdadero camino de la justicia social.

El acostumbrarse a lo incorrecto se hace cada día más evidente, a nadie le llama la atención vivir entre tanta basura, a nadie le llama la atención perder cuarenta y cinco minutos esperando un ómnibus cada día, a nadie le llama la atención apenas poder circular en nuestras calles, a nadie le llama la atención decenas de asesinatos en los primeros días del año, y así podríamos seguir con cada tema cotidiano, nos separamos cada día más del camino correcto y no pasa nada, porque la costumbre tiene un gran poder, el Gobierno nos hace ver lo que quiere que veamos y siempre nos muestra lo mejor que estamos ante tal o cual país, pero nunca lo lejos que cada día estamos del país que nos merecemos. 

«Sr. Presidente José Mujica:

»Esta semana lo he oído decir que le interesa la opinión de todos los uruguayos sobre la idea de bajar el IVA para los sectores más desfavorecidos. Por tanto me permito dar mi opinión ante un tema tan sensible como es la economía de los hogares, y lo primero que me viene a la mente es que hay que trabajar con ideas concretas que favorezcan a todos aquellos que cada día salen a buscar el sustento de sus hogares de una forma digna, dentro de un sistema formal.

»Recuerdo que llegué a Montevideo proveniente de Salto con diez años, en diciembre del 81, con mis padres y mis hermanas de seis, cuatro y dos años y la más pequeña a punto de nacer. Vivíamos en Palermo, en una pensión, en un altillo de no más de tres por dos metros y un techo bien bajito, pero lo que más me quedó grabado de esa época fue ver cómo mi padre, que trabajaba en Carrasco, y mi madre, que trabajaba en la Aguada, se iban bien temprano cada mañana caminando todo su trayecto para poder dejarnos la plata del ómnibus para la leche y el pan.

»Nunca sentimos vergüenza de ser pobres, de bañarnos cada mañana con un jarrito porque no teníamos agua, siempre supimos que había que esforzarse para salir adelante y teníamos el ejemplo de nuestros padres, de su entrega. Por tanto lo que nos sacó adelante a todos fue tener un buen ejemplo a seguir, la motivación que nos dieron y el valor que le daban a la dignidad de las personas, cuando trabajar era sinónimo de dignidad.
»Pero ¿cómo estamos hoy? Esta semana conversaba con un vecino que decía “qué bajón, ayer nos cortaron el cable”, decenas de personas en el mismo terreno todos colgados de la UTE, de la TV cable, sin pagar impuestos, en su mayoría con trabajo estable, otros tantos solo delincuentes, pero todos con algo en común, estar siendo asistidos por el gobierno. Cómo ofrecerle trabajo a gente que no quiere estar en caja para no perder sus beneficios, que de hecho le interesa poco trabajar más de dos días por semana, porque su sustento está asegurado.

»Entonces, señor presidente José Mujica, la rebaja del IVA tiene que estar direccionada para beneficiar a todos aquellos que trabajan y que tienen un sueldo, que cobran una jubilación, no se puede decir que una familia que gana, por ejemplo, $ 30.000 no recibirá este beneficio, porque todos sabemos que no guarda ni un peso a fin de mes, es toda plata que vuelve al mercado.

»De ninguna manera podemos seguir fomentando la informalidad, las noticias hablan de 5,4% de desempleo y dan la espalda a la realidad, una sociedad con mayor cantidad de parásitos, tenemos tantos cuidacoches como manzanas tiene la ciudad, tenemos tantas personas durmiendo en los canteros de avenidas y plazas como árboles tenemos en esos lugares, que convierten los espacios públicos en tolderías rodeadas de basura, gente orinando en todos los rincones, he visto gente defecando al galope en Avda. Italia, en un espectáculo asqueroso a metro y medio del cordón, tenemos un patoterismo brutal, con esquinas con cinco, seis o siete limpiavidrios (frente a quienes particularmente las mujeres se las ven feas), otro tanto de malabaristas peligrosamente entre los autos, algunos bañándose, jabonándose en las fuentes, como la del Obelisco. Y podemos seguir por la delincuencia que nadie quiere ver, autos de U$S 30.000 en la puerta de asentamientos, usados para robar en ellos y a nadie le llama la atención.

»Con orgullo su fuerza política muestra que gracias a ella salimos de la crisis, que ya es cosa del pasado, sin embargo no siento que hayamos comenzado a construir el nuevo Uruguay que todos nos merecemos, seguimos enfrentando a las distintas clases. Con un discurso errado, usted hablaba de los oligarcas que coparon los shoppings antes de las fiestas, donde bien sabemos que se descontaba el IVA pero además Oca hacia un descuento de otro 18,03%, pero era gente de trabajo la que hacía sus compras, los oligarcas no se comen tres horas de cola en Toto para comprarles un par de championes a sus gurises, por otro lado vemos cómo perdemos imagen en Montevideo, en medio de paros y basura, donde los sindicatos como Adeom, que no son oligarcas, se desplazan por la ciudad con sus camionetas cero kilómetro de marca europea de algunas decenas de miles de dólares.

»Señor presidente José Mujica, a Uruguay lo sacamos trabajando todos juntos, mi deseo es que tenga la mejor gestión posible, porque su suerte es la nuestra, dele señales claras a su pueblo, usted es un hombre inteligente que habla su idioma. Tenga cuidado con su discurso sobre los más necesitados, porque ellos no son los que tienen hijos como conejos, que los despierta el sol que les calienta las chapas, el verdaderamente necesitado es aquel que sabe de dignidad y ni por asomo puede ver en su horizonte la posibilidad de tener su propia casa, aquel que no tiene horas para estar con sus hijos porque se la pasa laburando y ve cómo todo su esfuerzo es en vano, porque se le va en impuestos o si deja sus pertenencias solas por unas horas, al regresar no encontrará nada.

»Tiene usted una gran responsabilidad, pero no está solo, somos muchos los emprendedores que lo acompañamos, que cada día seguimos apostando a nuestro Uruguay, nosotros no hacemos paros, porque cada mañana nos levantamos y debemos velar por la fuente laboral de nuestro personal, no tenemos un sueldo asegurado a fin de mes. Lo invito a conocer mi empresa, donde podrá ver lo difícil que es para las pequeñas empresas poder funcionar con el imponente sistema burocrático que tenemos, lo que hace que poder seguir operando todos los días sea un verdadero desafío. El 90% de las empresas son micro empresas, ellas le dan sustento a miles y miles de hogares, tampoco pueden ser olvidadas, todas ellas tienen patrones y empleados, el nuevo Uruguay existirá si le mostramos a nuestro pueblo que ellos no son enemigos, no matemos a los emprendedores que le dan sustento a nuestro país.

»Gracias por su tiempo.»

Liber Trindade

 
 
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