Abuelo

Lucía Croubalian

 

Fue una madrugada a las 5:00 hs. aproximadamente en la cual yo estaba durmiendo plácidamente hasta que suena mi celular. Era mi tía, atendí y me pidió que le pasara con mi padre, fui hasta su cuarto, lo desperté y se la pasé. Yo no entendía nada, a mi padre se le llenaron los ojos de lágrimas, en eso se despierta mi madre y le pregunta qué pasa.
Mi padre cierra el celular y me manda para mi cuarto, intenté escuchar detrás de su puerta pero no lo lograba, era inútil.

Unos minutos después mis padres estaban nerviosos y apurados, intentando escapar de mí para que yo no les preguntara qué sucedía. Me acerqué a mi madre preguntándole qué pasaba, no respondía, le pregunté a mi padre y a punto de llorar me dice que mi abuelo estaba muy mal.

Yo me fui para mi cuarto pensando qué le podría haber pasado, en eso agarro mi celular e intento llamar a mi tía, no atendía, a mi abuela, tampoco atendía, media hora después me había dormido.

Eran las 10:00 hs. de la mañana aproximadamente cuando me desperté nuevamente, mis tres hermanas levantadas haciendo su vida, me levanté y le pregunté a una de mis hermanas por mis padres, me responde que de seguro se fueron a trabajar. Me preguntó por qué, no le respondí, fui hasta mi cuarto a revisar mi celular, la llamada de mi tía había sido verdad, no sabía si lo que había pasado en la madrugada era cierto o no, por eso llame a mi tía para preguntarle si mis padres estaban allí con ella donde fuese que estuviera y ella me dijo que sí. Le pedí que me contara qué era lo que estaba pasando, me pasa con mi padre y llorando me dice que mi abuelo había sufrido un infarto y que estaba al límite de la muerte, largué mi llanto, le corté y fui corriendo hacia mi hermana y le dije todo, intentó calmarme pero era imposible, yo quería estar a su lado.

Un rato después, llega mi madre, yo alterada le pregunto cómo fue todo, mi madre se sienta y dice que mi abuelo estaba mejor, pero el momento llegaría pronto, más tarde me dijo algo más, que lo habían revivido dos veces, yo llorando como una condenada.
Un mes después, mi abuelo regresa a su casa, recuperado de lo sucedido, estábamos todos felices de volver a tener a mi abuelo entre nosotros.

Esa experiencia fue muy fuerte, pero festejamos fin de año más unidos que nunca. Hoy en día, veo a mi abuelo y lo abrazo como si fuera el último abrazo.

 
 
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