Para ellos también hubo día de Reyes |
Hipólito Furtado |
Con una temperatura rondando los treinta grados y cerca de las quince horas de la tarde de Reyes, comenzaba un leve movimiento en el barrio Jardines del tercer milenio por el festival que se estaba organizando para todos los chicos. Los vecinos entre ellos planeaban todo, cuidando cada detalle y sabiendo que lo que se estaba haciendo era simplemente para sacarle una sonrisa a cada niño del barrio. Según Carlos Rodríguez, uno de los fiscales del barrio, hay ciento ochenta niños aproximadamente, él nos contaba que se hicieron rifas, ventas económicas y otras actividades para poder juntar dinero y así comprar algún juguetito, alfajores, refrescos y algo para complementar esta actividad que se realizó. Lograron juntar tres mil pesos, ese dinero para algunos no es nada, sin embargo para ellos fue una consecuencia de la unión que hay en Jardines del tercer milenio y fomentó un día espectacular para chicos que quizás no esperaban tener un momento de diversión. La sonrisa plasmada en el rostro de Fabricio, un niño de dos años, al ver castillos inflables, niños corriendo, seguramente no se borrará de la mente de muchos de los que estuvimos ahí. Junto a sus hermanitas disfrutaron de un momento lleno de alegría y entretenimiento. Los niños del lugar corrían para un lado y para el otro, tratando de disfrutar todo a la vez. La música sonaba de fondo y algunos se ponían a bailar mientras esperaban para subir a la cama elástica o al castillo inflable. Los organizadores del festival estaban al tanto de los detalles, se preocuparon por cada niño que estaba ahí, y también disfrutaban ellos sin perder la responsabilidad correspondiente. Algún que otro vecino se arrimó para ver qué estaba sucediendo en la placita del barrio, llegaban con niños para sumarse a la fiesta, otros llegaban para brindar ayuda, por ejemplo, inflar globos. Los adolescentes también se hicieron presentes, observaban cómo los más chicos estaban eufóricos con los juegos. El momento de repartir juguetes fue el acontecimiento más importante de la tarde, porque todos tenían esa intriga de saber qué les dejaron los Reyes Magos a cada uno. Todos en fila esperaban su turno para recibir el regalito. Las caras, las sonrisas, las charlas, los saltos, sin dudas han sido el premio más grande para estos organizadores que se encargaron de todo. Un especial agradecimiento a todos los que donaron juguetes para complementar todo el trabajo realizado. Muchas veces creemos que podemos cambiar el mundo con una acción, pero no nos damos cuenta de que el mundo nos cambia a nosotros y nos hace hacer cosas que cambian miradas por sonrisas brillantes. |
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