El turismo y sus distintas concepciones
Williams Read
 

Para una más amplia comprensión del turismo es interesante observar qué es el turismo y sus distintas concepciones.

La teoría general de los sistemas (Von Berttalanfy, 2000) permite analizar un complejo de elementos interactuantes, un conjunto de unidades entre las cuales se establecen relaciones, siendo éstas las que posibilitarán deducir la trayectoria o la historia misma del turismo. En el caso de las ciencias sociales la dificultad no está sólo en la complejidad de los fenómenos sino en la definición de las entidades consideradas, ya que la ciencia social se enfrenta a seres humanos en el universo de cultura creado por ellos. Ese universo cultural es ante todo simbólico. Esto determinará, de acuerdo a los simbolismos que se apliquen, los aspectos de la realidad que se representen. Esto es particularmente conveniente para el turismo, disciplina habitualmente enfocada al estudio de fenómenos puntuales y con un marcado reduccionismo al análisis de la «industria del turismo». La teoría de los sistemas permite entonces abordar el conocimiento del turismo desde una perspectiva más integral, considerando al sistema turístico como un sistema abierto que se relaciona con el medio ambiente en el que se desarrolla la actividad, formalizando una serie de intercambios. En este sistema se importa información, necesidades y expectativas de las personas respecto del uso de su tiempo libre, todo lo cual es procesado, elaborando una respuesta en forma de productos y servicios que satisfagan aquellas expectativas y necesidades.

Según Toledo et ál. (2004), el sector de turismo tiene cada vez mayor importancia en la economía global, obteniendo un amplio y creciente reconocimiento de su importancia por parte del gobierno de todos los países. En este nuevo milenio se presenta una explosión combinada de necesidades de ocio y recreación, entendidas en el sentido más amplio, y de intercambios comerciales y empresariales. El viaje turístico se convierte así en un instrumento facilitador para alcanzar estos objetivos, pero la visita hoy a un determinado polo turístico entraña una decisión para el turista, que va más allá de la satisfacción de la necesidad principal que motivó el viaje, como puede ser el disfrute de las bellezas naturales de un país o región, para la búsqueda de una experiencia más integral y enriquecedora que mejora su calidad de vida, que debe ser considerada por las empresas prestadoras de los servicios turísticos.

El turismo se encuentra en una posición muy especial para beneficiar a las comunidades locales económicamente y socialmente y para fomentar la sensibilización y el apoyo para la conservación del entorno. En el sector turístico el desarrollo económico y la protección medioambiental no deberían considerarse como fuerzas opuestas, se deberían ejercer conjuntamente como aspiraciones que pueden y deben reforzarse mutuamente. Las políticas y las actuaciones deben estar destinadas a reforzar los beneficios y reducir los costes del turismo. Están en juego grandes problemas. Se prevé un crecimiento masivo para el turismo hasta 2020 con excelentes oportunidades para distribuir prosperidad pero con desafíos considerables y posibles amenazas al medio ambiente y a las comunidades locales si no se gestiona bien(1).

«En términos históricos, la actividad turística es relativamente un nuevo desarrollo y solo recientemente ha sido considerada con el esfuerzo que requiere una seria actividad de negocio o un área de conocimiento en los estudios superiores. En este sentido, la industria turística tiene la suficiente importancia económica, además de impactos sobre el medio ambiente y la sociedad igualmente significativos, para tratar el tema del turismo con la consideración académica que se merece»(2). 

El turismo sigue creciendo debido a una mayor educación, a unos mayores ingresos, a más tiempo de ocio, a un mayor conocimiento del mundo, a la globalización y la industrialización, a la tecnología, a los grupos mediáticos y a las telecomunicaciones (tendencias sociales en Howell, 1993, Haywood et ál., 1995; Stebbins, 1996, Timothy y Boyd, 2003).

El desarrollo del turismo proporciona una buena oportunidad para ayudar a aliviar la pobreza puesto que a menudo constituye una nueva fuente de ingresos en zonas rurales, en las que se encuentran las tres cuartas partes de los pobres del mundo. También es una actividad generadora de empleo con pocas barreras de entrada. El reto consiste en encontrar mejores formas para canalizar los gastos de los visitantes hacia la población pobre, incluso mediante una economía informal(3).

Como dice Kripendorf (1999), el turismo trae a turistas para que puedan realizar sus sueños y deseos y que además «son quienes gastan en los componentes intangibles de las vacaciones» (Ryan 1995). Por otra parte McCabe (2002) sostiene que el turismo se ha convertido en una parte tan arraigada de la vida, la cultura y el consumo cotidiano, que es difícil distinguirlo de otras actividades domésticas y de ocio.

Sin embargo Schultze (2003) manifiesta que a pesar de las cifras económicas alentadoras, los efectos del turismo son ambivalentes. El turismo juega un papel importante y absolutamente positivo en el desarrollo socioeconómico y político de muchos países, puede contribuir al intercambio cultural, fomentar las relaciones entre los pueblos y la paz, creando conciencia para que se respete la variedad cultural y por tanto las diferentes formas de vida.

Por otro lado, en la actualidad no se han cumplido las expectativas que se tenían en el turismo como motor del desarrollo económico. Paralelamente en los destinos turísticos se han manifestado impactos negativos en el medio ambiente, la cultura y la sociedad, lo cual cuestiona al turismo como medio de desarrollo.

«Según la Organización Mundial del Turismo, 698 millones de personas viajaron a un país extranjero en el 2000, gastando más de US$ 478.000 millones. Los ingresos internacionales del turismo combinados con el transporte de pasajeros suma actualmente más de US$ 575.000 millones, posicionando al turismo como el número uno mundial en ganancias por exportación, por delante de productos automotores, productos químicos, petróleo y alimento»(4).

A nivel mundial, las llegadas de turistas internacionales casi se han cuadruplicado durante los últimos treinta años y el turismo interno también se ha intensificado en los países más desarrollados y en los recientemente industrializados. Al mismo tiempo, los movimientos turísticos se han extendido geográficamente hasta alcanzar prácticamente a todos los países del mundo, llegando a ser en muchos de ellos un sector económico importante en términos de generación de ingresos, entradas de divisas y creación de empleo(5).

El turismo se ha convertido en una de las actividades más importantes del planeta, junto con las telecomunicaciones y la informática. Particularmente el turismo representa una actividad que trae aparejado un impacto sobre la economía en su conjunto a través de la generación de ingresos en concepto de divisas, creación de fuentes de empleos, directos e indirectos, inversiones públicas y privadas, estímulo de los sectores económicos ligados a la actividad (construcción, transporte, comercio, artesanía e industria  alimenticia) e impacto en el Producto Bruto Interno. También se le reconocen efectos multiplicadores tales como el incremento de la demanda de bienes industriales, agropecuarios y comerciales ligados en forma indirecta con la actividad turística a través de la demanda de insumos necesarios para su funcionamiento y equipamiento.

También se ha relacionado al turismo con el fortalecimiento de la identidad cultural de las comunidades receptoras (De La Torre, 1989). Desde esta perspectiva se considera que el desarrollo desborda las cifras del crecimiento económico y que en rigor no es tal, si no incorpora la dimensión cultural (ORCALC-UNESCO, 1996). De allí que turismo y cultura están cada vez más interrelacionados. La identidad y la cultura son el fruto del intercambio viajero, del flujo de ideas, del cruce de experiencias. Se recomienda encontrar una sinergia entre turismo y cultura, una alianza estratégica que responda a los intereses del desarrollo de las comunidades. El turismo es visto desde esta perspectiva como un factor de recuperación social y cultural, dada su contribución a la conservación y preservación de sitios y áreas de valor histórico y tradicional, pues el patrimonio cultural es la materia prima de la cual se nutre dicha actividad. Lo mismo puede decirse del patrimonio natural, pues el turismo también depende de los atractivos naturales, con lo cual puede ayudar a su preservación.

1. PNUMA OMT, Por un turismo más sostenible, Guía para responsables políticos, 2006.
2. Cooper et ál, 1998: 3, en Turismo cultural y medio ambiente en destinos urbanos, de Esteban Curiel.
3. PNUMA OMT, Por un turismo más sostenible, Guía para responsables políticos, 2006
4. http://www.pnuma.org/industria/turismo_sustentable.php.
5. PNUMA OMT, Por un turismo más sostenible, Guía para responsables políticos, 2006.

 
 
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