¿Curados de espantos? |
Dora Granadillo-Goitía |
La mayor astucia del diablo consiste en persuadirnos de que no existe. En catorce años los venezolanos terminamos siendo expertos en estrategias oficialistas. El guión lo podemos predecir: ataques, defensas y contraataques. La dinámica es propia del gobierno militarista. Que la inseguridad y la violencia desbordada, la inflación y el desabastecimiento de alimentos básicos que desmejoran la calidad de la vida de los familiares, el endeudamiento del país con precios del petróleo muy por encima de lo presupuestado, el desempleo, la precariedad habitacional, el abandono de todos los servicios públicos, pasa a un segundo plano para reaccionar, defenderse y contraatacar al denunciante en su afán por mantener su imagen. En catorce años ha tratado de convencernos de que es inmortal retando al mismo Dios. La infalibilidad lo escuda. Solo él puede ver la avidez humana, los proyectos criminales o desaciertos que tienen en la cabeza, los peligros que lo acechan. Jesucristo es socialista, Bolívar es socialista, por tanto el socialismo del siglo XXI es lo único que puede salvar al venezolano y a los países vecinos, él es el enviado. Con él todo o nada, quien está con él debe esperar su permiso para pensar, hablar y actuar, porque la desobediencia es castigada, en los casos más amables, con el destierro de su paraíso. Cada día nos preguntamos, ¿qué clase de Gobierno es este que generó una mayor dependencia con los precios en aumentos? Quienes se ven más afectados son las clases populares que reciben los beneficios de subsidios del Estado. ¿Qué clase de Gobierno es este que nos hace pensar que la violencia desbordada que genera zozobra en la población a la que obliga encerrarse en su vida privada, desconfiando de todos los demás, con temor de salir a los espacios públicos, afectando sus posibilidades de interrelacionarse con los demás, que por cierto, es la base de la vida civil, es parte de la justicia social, de la lucha entre pobres y ricos? Él implementa una jugada muy perversa que fácilmente pudiera salírsele de las manos, como se ha evidenciado en algunos «colectivos» o el caso del sistema penitenciario. Estas interrogantes pueden continuar haciéndose con cada una de las políticas, la conclusión será siempre que se trata de una ineficiencia. En ese sentido juega a la insidia, a la tentación, al enredo emocional, como auténticos mensajeros del diablo, en lugar de enfocarse en los posesos, en aquellos cuyos espíritus han sido timados por el maligno para sembrar el tormento en los pueblos que luchan para erradicar la desesperanza. Después de catorce años el venezolano, que es profundamente democrático y pacífico, entendió que uniéndose exorcizaría a Satán y su legión de demonios. El encantamiento ahora se vuelca sobre Henrique Capriles*, ¿curados de espantos? *Político y abogado venezolano, candidato a las elecciones presidenciales de 2012 (N. del E.) |
Al principio de la página | Todos los artículos | Todas las notas de Dora Granadillo-Goitía |