El éxodo rural |
Daniel Volpi Avedutto |
El Partido Nacional ha sido el único que se ha preocupado con sus políticas sociales de la problemática del «vaciamiento rural». |
El pasado año leí en una revista oficialista llamada Políticas, precisamente la n.º 11, un informe del censo 2011 y sus datos. En su página 32, la directora del INE [Instituto Nacional de Estadística], Laura Nalbarte, dice algo que me llamó poderosamente la atención. Habla del «vaciamiento rural» y expresa que el 5,4 % de las personas encuestadas vive en el campo. Luego con textuales palabras dice: «La tendencia mundial es al desplazamiento de las poblaciones hacia los centros urbanos, y es muy difícil que esa situación cambie en los próximos años. Lo que dicta la realidad es que los espacios más cercanos al ámbito rural pierden población y las ciudades crecen, se expanden, sobre todo aquellas que están muy cercanas a las costas». Termina el párrafo diciendo: «Los censos muestran que, con el transcurso de los años, la escasa población que está ubicada en las áreas rurales sigue moviéndose hacia las ciudades. Cada vez hay menos gente en el campo». Tengo mis raíces en el campo, concurrí a una escuela rural en el departamento de Artigas, conozco lo que significa vivir en el campo. Por eso, las palabras de la mencionada jerarca del INE me llevaron a reflexionar. Porque ganarse la vida en el campo significa muchas dificultades, tales como estar pendiente de continuo de los avatares del clima; significa invertir mucho dinero en una siembra de un cultivo y estar dependiendo de que no llueva de más ni de menos y que la temperatura sea la adecuada; significa que al trabajar con ciclos biológicos no se puede cerrar el establecimiento un viernes y volver el lunes porque ni el meteorismo, ni las plagas, ni los parásitos descansan el fin de semana; significa estar pendientes del reloj en las reuniones más íntimas porque tenemos que ir a ordeñar o a cosechar; significa el riesgo de perder toda una majada en temporales posesquila; significa vivir permanentemente con personal a cargo, aun en horarios fuera de trabajo; significa tener que subir a un tractor y trabajar con 50 grados o con varios grados bajo cero; y así podría seguir enumerando ejemplo tras ejemplo de las dificultades que existen en la vida del campo. Me pregunto qué hace este Gobierno para mejorar el nivel de vida en el medio rural. El único que se ha preocupado por esta situación ha sido el Partido Nacional con sus políticas sociales, tales como la fundación de MEVIR [Movimiento Pro Erradicación de la Vivienda Insalubre Rural], con su impulsor, el Dr. Alberto Gallinal Heber y así se ha erradicado la vivienda insalubre rural. También las ideas del senador Jorge Larrañaga que llevaron a un profundo cambio en el Instituto de Colonización. Me tomé un pequeño trabajo de investigación y consulté algunos programas de gobierno del Partido Nacional. Para empezar tomé el histórico «Nuestro Compromiso con Usted»; allí en su página 12, Wilson Ferreira escribió: «Reforma de las estructuras del Sector Rural», y precisamente en su numeral 4 dice: «Se impulsará la concentración de la vivienda rural en núcleos poblados, ya existentes o a crearse, como solución socialmente más aconsejable que la que impone la radicación en el propio establecimiento. En esta forma se permite la creación de comunidades con mayor interacción social, se posibilita la creación de familias y se asegura la recepción de servicios de carácter urbano como los de salud y de enseñanza». Proponía eso entre tantas otras propuestas con beneficios para la gente del campo y así poblar la campaña. En el programa único del Partido Nacional de 1989, año del triunfo, en su página 17, bajo el título de «Política Agropecuaria», en su segundo párrafo dice: «Se organizará la actividad agropecuaria para crear condiciones de bienestar general a la población rural que favorezca su afianzamiento en la campaña, obteniendo así la estabilidad social imprescindible para el desarrollo del sector». Y así fue. El Gobierno del Partido Nacional ha sido el que más beneficios brindó a la gente de la campaña. El programa de la fórmula Volonté-Ramos (Manos a la Obra) de 1994, fórmula mayoritaria del partido, en su página 16, bajo el título «Población y Familia», en su tercer párrafo, hablando de los problemas de la época, dice: «El acentuado éxodo de la población de las áreas rurales hacia los centros poblados y las zonas urbanas». A renglón seguido dice: «Dentro de las áreas rurales se registran fenómenos altamente negativos como lo son el desequilibrio hombre-mujer en las zonas de población rural dispersa, con enormes dificultades para constituir familia». El programa único del Partido Nacional de 1999 con el candidato único Luis Alberto Lacalle (fórmula Lacalle-Abreu), en su página 17, bajo el capítulo de «Agro», en su literal i dice: «Beneficios sociales para el aumento de la calidad de vida de la familia rural». En su desarrollo dice que se mejorará el acceso a todos los servicios básicos en las áreas rurales, tales como los transportes, las comunicaciones, el acceso a fuentes de energía y, en especial a la educación y a la vivienda. Eso, entre otras propuestas. El pasado año, mi abuelo de 86 años, quien toda su vida vivió en el campo, padeció un accidente vascular que lo dejó sin posibilidades de caminar momentáneamente. Viviendo a tan sólo diez kilómetros de la ciudad de Artigas y por carecer en la zona de una policlínica con médicos y fisioterapeutas, mi abuelo resolvió vender parte de su campo y se compró una casa en la ciudad a los efectos de vivir cerca de la asistencia médica, en procura de vivir unos cuantos años más. Con él también emigró a la ciudad mi abuela, su compañera de toda la vida y mi tía soltera, quien los cuida a ambos. Este es uno de los miles de ejemplos del éxodo rural, de la emigración campo-ciudad. || |
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