Buenas obras |
Liber Trindade |
Reabrió el Mercado Agrícola de Montevideo, una maravilla del siglo pasado. |
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Tal vez muchas veces apremiados por el tiempo y la locura, no nos detenemos a apreciar la magnífica ciudad que nos legaron, un Montevideo increíble con construcciones dotadas de una arquitectura exquisita, y en esos segundos que nos damos para levantar la cabeza descubrimos constantemente trazos que dejó nuestra historia. Hoy me quiero detener en un lugar que tuvo su reapertura hace muy pocos días, que paga con creces cada minuto que en él estamos y nos invita a volver una y otra vez. Estoy hablando del Mercado Agrícola de Montevideo, otra maravilla que nos dejó el inicio del siglo pasado, que hoy sin duda justifica cada peso que se invirtió en su remodelación, sumando a la ciudad un mercado que sin duda alguna está al mejor nivel mundial en su tipo. |
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Es una mezcla bien lograda actualizada a nuestros tiempos, ciento siete locales nos reciben con distinta temática. Allí encontraremos nueve empresas en el rubro frutas y verduras, para luego distribuirse el resto en espacios gastronómicos, productos frescos, alimentos y especialidades, regalería y servicios. Pero lejos de querer dar un detalle, la invitación es a descubrirlos personalmente, vivir la majestuosidad de su estructura, desde los millones de bulones que lucen en sus arcos de hierro, disfrutar de una linda caminata interna, como en un paseo por un shopping center al que todos están acostumbrados, pero visualizando ese entorno arquitectónico que nos invita a transitar el camino de trabajar para una mejor ciudad, a la altura de la que soñaron tantos hombres y mujeres en nuestra historia. Nos habla de nuestra identidad, que a veces parece que perdemos por no mirar atrás y ver que somos un pueblo joven pero no podemos renegar de nuestra historia y la debemos valorar para poder proyectarnos. Sin duda este es un gran paso para la ciudad, que debemos festejar y seguir trabajando para destinar los recursos en obras tangibles y necesarias. Bienvenido nuevamente Mercado Agrícola de Montevideo a nuestras vidas. || |
Hierro y cerámica |
La estructura de hierro del techo viajó desde Bélgica, su superficie es de 5867 metros cuadrados. Fue utilizada en la Gran Exposición Internacional de Bruselas, una exposición ganadera. Se la obsequiaron al presidente José Batlle y Ordóñez en una visita al país. En la entrada que da a J. L. Terra se puede ver un detallado trabajo realizado en cerámicas europeas de la época con la inscripción de la fecha. || |
Reseña histórica del Mercado Agrícola |
En 1903 asumió la presidencia el colorado José Batlle y Ordóñez, que al año siguiente derrotó a Aparicio Saravia, el último caudillo rural blanco. Batlle sentó las bases del Estado uruguayo moderno, recogiendo influencias europeas y el apoyo de los inmigrantes. La elevada productividad de la ganadería extensiva generaba un excedente tal que, sin tocar la estructura latifundista, el Estado «batllista» podía organizar servicios sociales y educativos, al tiempo que protegía una incipiente industria orientada hacia el consumo interno. El país se urbanizó rápidamente. El comercio y los servicios crecieron en proporción abrumadora con el Estado como principal empleador. Se desarrolló una clase media numerosa, liberal y con un considerable nivel de escolarización en instituciones estatales que difundían una línea de pensamiento europeizante. Montevideo nace y se funda como ciudad fuerte, a los efectos de detener el avance de los portugueses, ya que en ese entonces era una colonia española. Los primeros pobladores se instalan en lo que conocemos hoy como Ciudad Vieja, era una ciudad fortificada y uno de los vestigios que quedan de ella es la Puerta de la Ciudadela que data de 1742. Las plazas conocidas en ese entonces eran grandes espacios abiertos donde se comercializaba frutas y verduras, y toda clase de productos, lugares de encuentro y de charlas. Las primeras frutas y verduras que llegaron a Montevideo fueron de la zona del barrio del Prado, hoy barrio residencial, recuerdo de grandes casas quintas de descanso, que supo ser el punto de encuentro de la clase alta montevideana. En el correr del año 1829, la ciudad se fue expandiendo, se derriban las murallas que rodeaban la ciudad y esta comienza a extenderse más allá de los ejidos. En 1866 el Gobierno consigue la donación de importantes predios cerca de donde está hoy el Palacio Legislativo, allí se instala una importante plaza que se denominó «Plaza de las Carretas», en ella se comercializaba toda clase de productos frescos provenientes de las zonas aledañas en ese entonces rurales y del interior del país. La idea de crear un mercado fue tomando forma, dadas las condiciones de higiene y salubridad que se comenzaron a exigir a nivel mundial. Es así que en 1903 cinco ciudadanos deciden donar parte de sus terrenos con diferentes ubicaciones convencidos de la necesidad de tener un mercado agrícola adecuado a las necesidades de la época y con los últimos adelantos en la materia. Las condiciones del llamado exigían: economía de los medios; rigurosa higiene; amplio espacio interior a los efectos de asegurar el tránsito vehicular, dado el fluido y voluminoso acopio de producción agrícola. El proyecto seleccionado fue el de los arquitectos Antonio Vázquez y Silvio Geranio. En años posteriores el Mercado sufre dos ampliaciones, una en 1929, según los planos del arquitecto Buenaventura Addiego, quien incorpora cámaras frigoríficas y otros servicios sobre la calle Juan José de Amézaga, lo que modificó el aspecto exterior del edificio en ese sector. Una segunda ampliación se realiza en 1945 de acuerdo al proyecto del arquitecto Ricardo Fernández Lapeyrade, quien propone construir un bloque simétrico similar al anterior, pero sobre la calle Martín García, este último se demolió y es donde está hoy el estacionamiento. La obra ha sido estimada en su origen como el mercado más vasto y arquitectónico de América Latina en su género. Es el último de los grandes mercados construidos en hierro en Montevideo, que cuenta además con el Mercado de la Abundancia, ubicado en el Centro de la ciudad, y el Mercado del Puerto ubicado en la Ciudad Vieja. Sobre el ingreso de la calle José L. Terra se pueden apreciar las columnas, el basamento y la mampostería con su ornamentación y sus molduras de corte modernista, por ejemplo rosetones, curvas, arabescos, almohadillados, este muro que da sobre la calle Martín García ha sido reconstruido como era originalmente. El edificio original posee además en sus cuatro esquinas falsos torreones que también culminan en una aguja. En el interior del techo se puede visualizar que su aspecto arquitectónico se resuelve en base a dos rectángulos concéntricos de ejes coincidentes. La obra saca partido interior y exteriormente de la formalización estructural, en la que se logra un espacio de vastas proporciones y de gran riqueza, donde las transparencias lumínicas juegan un importante papel. Los grandes pilares sostienen un techo compuesto por varios otros techos a la vez, separados en tres anillos, que se quiebra en perfectas proporciones, permitiendo la ventilación e iluminación del interior desde las alturas. En el techo la estructura de tirantería, madera y lambrices fue sustituida en su totalidad por piezas de idénticas dimensiones, colocadas en la misma posición que las primitivas. Las chapas originales ya habían cumplido su función y fueron sustituidas por chapas aluminizadas de idéntico tamaño y forma de sujeción. El muro se remata en una balaustrada con vitrales, y en el caso de los parteluces, se optó por vidrios enteros serigrafiados a franjas, esto permite una mejor hermeticidad del recinto, regulando el ingreso de luz solar y evitando el ingreso del agua de lluvia. || Fuentes: http://bit.ly/14W7sSF; http://bit.ly/18FMlkR; http://bit.ly/161pZXc. |
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