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Siempre entendí que es nuestra responsabilidad ser referentes, desde lo que puede resultar doméstico hasta lo profesional. El camino de la superación debe ser el que guíe nuestras vidas, porque es lo que nos impone cada día nuevos desafíos.

Tal vez esto lo dice un viejo de cuarenta y dos años que ayer cumplió veinticinco años junto a su esposa, que le da un valor supremo al amor, a la pareja, a la familia, a criar a sus hijas, porque el hogar bien constituido debe ser la base donde está fundada nuestra sociedad. Y digo viejo porque ya con veintinueve años de trabajo sin interrupción pertenezco a la generación que ya hace años es material descartable para el mercado de trabajo, por pasar el rango de edad de lo que el sistema solicita para cubrir sus vacantes.

A base de mucho sacrificio la vida me dio la oportunidad de actualizarme, de reciclarme todo el tiempo y desarrollo la mejor forma de vida que entiendo para llevar adelante una familia, pero otros no tienen por distintas circunstancias esa posibilidad, porque en la vida se necesita muchísimo sacrificio, pero también una cuota de suerte, de que algunas estrellas estén alineadas.

Lo concreto es que tanto unos como otros, a veces tenemos que estar en múltiples actividades para salir adelante y a ninguno se nos pasa por la cabeza estar pensando en la «acumulación de riqueza», ese término que usó en estos días el presidente de la república, tal vez por no tener la mínima idea de lo que es tener la responsabilidad de velar por una familia, tal vez por no comprender lo que es la superación personal reflejada en esa fachada de austeridad que quiere vender, que simplemente es desprolijidad, dejadez, y un discurso que entra muy bien en una sociedad que ya no tributa al trabajo, sino al recibir todo de arriba, con el menor esfuerzo.

¿Cómo acumular riqueza en uno de los países más caros del mundo, donde nos matan a impuestos como primer mundo, pero recibimos servicios de tercer mundo? El combustible más caro de América, pero también de las más caras la energía eléctrica. A los productos que ingresan al país necesarios para trabajar se los carga de un 50 % de impuestos y luego se les suma un 22 % de IVA. En general hay que tener una doble cobertura médica para intentar ser atendido en un tiempo razonable, sino deberemos esperar por un especialista más de treinta días. Debemos pagar por una educación privada que antes por lo menos garantizaba que los gurises tuviesen clases, ahora ya no solo no aprenden nada, sino que ya ni clase tienen porque los profesores están sindicalizados, pasan enfermos y difícilmente un día al año tengan todas las materias. A todo esto si le estaba sobrando algún mango para acumular riqueza antes deberá colocar rejas, sistemas de seguridad y pagar seguros.

Todo esto son pequeños detalles si gozamos de buena salud y estamos cerca de nuestra fecha de nacimiento, de lo contrario lo que deberemos pagar en medicamentos y órdenes terminará por tirar por el piso la posibilidad de esta acumulación descarada de riqueza.

Pero por encima de toda esta argumentación, lo que realmente me preocupa es el mensaje que se le da a la sociedad, en especial a aquella parte a la que hay que tirarle una cuerda, que no sale del pozo, por el contrario, cada día se la empuja más adentro. Un presidente debe fomentar el trabajo, la cultura del trabajo, exigir un compromiso social para no vivir del garrón, para no vivir de hacer sebo sin importar si se funden las empresas.

El modelo que nos han querido imponer se les cae a pedazos, la sociedad se parte, se mantiene solo gracias al endeudamiento de las futuras generaciones, de quitarles la posibilidad de envejecer dignamente.

Hoy sectores festejan sus logros sindicales, un oficial de obra festeja que ganará 50 000 pesos por mes, algunos por armar alguna cuadrilla multiplican por varias veces esa cifra, sin embargo no se les dio la menor educación para que sepan qué hacer con esa plata y simplemente siguen viviendo en un rancho por elección, cuando cada vez hay más gente viviendo en ranchos a orillas de arroyos por necesidad por el desequilibro que hay. Creo que se ha perdido totalmente el rumbo, que se ha perdido el respeto por el valor de la plata, no hay una real valoración de las distintas actividades, de la importancia de la participación en la sociedad. Al ver esas cifras que quintuplican lo que ganan decenas de miles de uruguayos, muchos se preguntarán cuánto debe ganar un maestro, un profesor, un enfermero u otras actividades que necesitan mucha formación, pero mucho más entrega personal. Realmente todo lo que se ha publicitado de la distribución equitativa de la riqueza es un simple verso, que sucumbe ante la presión de distintos sectores. 

En la acción y en el discurso se ha perdido totalmente el rumbo, para adelante y para atrás en todo, como buscando acertar en alguna decisión por simple azar, pero el daño que se genera es irremediable, experimentamos con nuestros gurises como conejillos de Indias, en su educación, en la regulación de drogas, entre otros tantos temas.
Y sin duda hay un sector que se dedica a acumular riqueza, porque sin duda alguna es lo único verdaderamente destacable del Gobierno de izquierda, los que tenían plata, ahora tienen mucho más.

Yo no le corto la posibilidad de tener más de un trabajo a una persona, dependiendo de su función, porque debería ser incompatible por ejemplo que un presidente tenga otro trabajo, como fue el caso del Dr. Tabaré Vázquez, que era presidente y también funcionario de La Española, porque algunos no solo acumulan plata, sino que también acumulan poder.

Pero en fin, el grueso de la población, la que cree que todo se logra con esfuerzo, siempre está atenta a alguna changuita extra que salga que le permita llegar un poco mejor a fin de mes y, por qué no, darse algún gustito.