Desvarelización
Liber Trindade
 

La Prof. Graciela Bianchi disertó en el marco de la jornada «Cultura y educación en el Uruguay», llevada a cabo en la Casa del Partido Colorado el 3 de setiembre.

La palabra desvarelización es la que acude a nuestra mente cuando pensamos en la situación que atraviesa hoy la educación en Uruguay. La Prof. Graciela Bianchi no la menciona —ella, citando a Gerardo Caetano, habla de tragedia—, pero en sus palabras se trasluce una profunda preocupación por el tema.
Nos parece oportuno entonces compartir con nuestros lectores las reflexiones que vertió la directora del liceo Bauzá en la jornada «Cultura y educación en el Uruguay».
  

«Estamos en una tragedia. Por suerte lo dijo Gerardo Caetano, que no es Graciela Bianchi, que es un intelectual, es un académico y además está identificado con la izquierda. [...] La situación de la educación pública —y yo diría de la educación en general, porque no creamos que la educación privada se salva del desastre, se disimula más— es una tragedia. [...] O sea que tenemos que pensar cómo salimos de esta tragedia, no solamente de una crisis, [...] cómo salimos de una tragedia».

«La educación tiene que ser una de las preocupaciones fundamentales de los organismos públicos del Estado».

«Tenemos que buscar en la educación desesperadamente otra vez la integración social. [...] Tenemos un problema de marginalidad cultural, que es lo que tenemos que integrar. Somos una sociedad desintegrada. [...] El proceso de ruptura del tejido social y de desintegración social no lo tapamos con plata. Ni con plata ganada genuinamente mediante el trabajo, ni con plata que da el Estado en forma de dádiva, menos».

«Coincido también con Gerardo [Caetano] en que el batllismo [...] es un ejemplo de lo que debe hacerse con la educación y en general con todas las actividades culturales para sacar a un país adelante».

«Hay que traer ejemplos para ver el grado de tragedia. [...] Nosotros tenemos ciento dos grupos, una excelente muestra estadística para poder analizar la situación de la educación, [...] y cuando yo digo que llegan analfabetos, llegan analfabetos. Y cuando hacemos las pruebas diagnósticas a comienzos de curso, nos espanta. [...] [En esas pruebas] ponen preguntas como “¿cómo se llaman los poderes del Estado y quiénes integran cada uno de ellos?”, “¿de qué manera un ciudadano participa directamente en el Gobierno de su país?”, [...] “¿cuántos intendentes en las elecciones municipales se eligen a nivel de todo el país y cómo se llama el intendente actual de Montevideo?”, “Uruguay, ¿qué forma de gobierno posee?”. [...] La hicieron doce alumnos de un grupo [de quinto humanístico] que no es de los peores ahora, solamente un alumno sacó aceptable, los demás, todos insuficientes».

«[Hay] alumnos de cuarto grado que tienen faltas de ortografía en su propio apellido».

«El desconocimiento, la falta de interés y la falta de participación en nuestros jóvenes [...] en la cosa pública es resultado de toda esta tragedia en la educación».

«A mí se me conoce como la directora rebelde, o que a veces me paso un poco de la raya con los reglamentos. Bueno, después de todo, en un país donde lo político es más importante que lo jurídico, yo puedo decir que lo educativo es más importante que lo reglamentario».

«Si de Primaria egresa casi el 99 %, y en Secundaria, en primer año de ciclo básico repite el 49 % (debería tener que repetir más de 60, seguro), enero y febrero, ¿qué hicieron? ¿Desaprendieron la tabla del 2? Entonces, ¿qué medidas concretas tenemos que tomar, sobre la base de no perder de vista que lo más importante es salvar la república y construir ciudadanía? Que nuestros alumnos [...] se alfabeticen en Primaria. Cosa que no sucede. [...] Primaria hace menos ruido, porque la gestión no funciona tan mal. Pero es un desastre lo que se está haciendo con los chicos. Salen de Primaria [...] sin saber leer ni escribir ni comprender absolutamente nada. Tienen las XO, con lo cual profundizamos la mala utilización de los medios tecnológicos de formación e información. Porque hemos democratizado el uso, como dicen muchos estudiosos, pero en realidad los seguimos metiendo adentro de una computadora cuyo contenido en realidad no lo construimos nosotros».

«¿Y Secundaria? Y Secundaria hay que organizarla de nuevo, tenemos que tener una Secundaria media básica que incluya la técnica, porque yo no estoy de acuerdo con que los muchachos solamente aprieten tornillos, en primer lugar porque no hay ciudadanos si solamente aprietan tornillos. [...] Que sepan votar, que sepan pensar, que sepan las cosas que no saben».

«A mí no me seducen las teorías o el paradigma de la inclusión facilitando [sin el esfuerzo, sin el estudio, sin el trabajo como valor]. Pero estoy perdiendo. Estoy perdiendo. Estoy quedándome sola».

«Hay una cosa que a mí me preocupa [...] y es la presencia de los sindicatos en el Estado. Y en especial la presencia de los sindicatos en los consejos de educación. Hasta que eso no se destrabe, [...] hasta que no se derogue la ley de educación, la educación va a estar trancada. [...] El problema es que la alianza político-sindical bloquea cualquier innovación. [...] Las pequeñísimas innovaciones que estamos haciendo y que están dando resultados (humildes, pero están dando), tampoco sirven porque implican el paradigma del esfuerzo y el trabajo».

«Cuando uno encuentra que hay liderazgo y voluntad de las autoridades, es posible. Es posible. Pero cada vez hay menos».

El Frente Amplio y los partidos tradicionales

«Estamos en un momento de la evolución del país [...] que necesita que nos volvamos a juntar todos, no importa a quién votamos, siempre que tengamos algo que aportar, y lo hagamos con respeto, sin descalificaciones, sin agravios, sin ofensas, y respetar la tradición que todos los partidos políticos en este país, con aciertos y con errores, tienen».

«Yo una de las cosas que más le responsabilizo al partido que voto —o que voté hasta ahora— es que creímos que éramos dueños de la verdad, y lo que hicimos fue pretender adueñarnos de la verdad, y [...] no estamos pensando, no estamos respetando a los que nos antecedieron, que no en vano se gobierna un país casi doscientos años».

«Este proceso arrancó mal en el año 2005. Habría que haber aportado lo que nosotros pensábamos que se estaba haciendo mal —y seguramente muchas cosas se estaban haciendo mal—, respetando las cosas que se hicieron bien, y sumar y no restar».

«Y después de haber luchado nosotros siempre en contra de todo lo que es lo privado y las inversiones extranjeras y las zonas francas y la forestación resulta que ahora todo eso se está haciendo, y nadie acusa de traidor a [Danilo] Astori por impulsar esos lineamientos económicos (más allá de que [Fernando] Lorenzo sea el ministro)».

 
 
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