Columna al servicio de la libertad: «Con la frente marchita»
Patricia Soria Palacios
 

Somos un país que viene sufriendo la emigración de sus jóvenes no solo a causa del período negro de nuestra historia del 73 al 85 sino también por motivos económicos producto de las crisis, siendo la del 2002 la más reciente. Si bien una parte de los emigrantes se van del país por propia voluntad buscando un cambio en su vida o siguiendo algún amor extranjero, no es la situación de la gran mayoría que se ha ido escapando producto de circunstancias internas del país.

Estos jóvenes que un día tuvieron que marcharse del país han mantenido las esperanzas de regresar a su casa algún día y continuar con sus vidas acá como un yorugua más. Algunos se animaron sin pensar que se encontrarían con el viejo y conocido dicho «el que se fue a Sevilla perdió su silla» inmerso en el imaginario colectivo de la sociedad y las instituciones uruguayas.

El país cuenta con comunidades de uruguayos por todas partes del mundo pero no cuenta con una oficina pública dedicada al retorno de los emigrantes a pesar de que el presidente Mujica los invite a regresar con muy buena voluntad, sucede que solo con voluntad poco hacemos.

Ante esta carencia pública los emigrantes que volvieron están luchando codo a codo bajo el nombre Retornados(1).  El pasado domingo 1º de abril me acerqué a una mateada que organizaron en el patio de la parroquia de los migrantes en L. A. de Herrera casi Av. Italia, para acercarles algunos de sus testimonios y realidades.

Entre quienes estaban presentes en el encuentro pudimos conversar con Julio, Sylvia y Trinidad, tres de los cuatro fundadores de Retornados.

Los tres coincidían en que tenían expectativas que no se cumplieron al regresar al país, esperaban regresar y poder continuar con su vida tal como la habían dejado algunos años atrás. Trinidad, por ejemplo, ya hace tres años que está aquí y no ha conseguido trabajo.
No solo que no han podido reinsertarse en nuestro país sino que se encontraron con una sociedad mucho más agresiva que la que conocían, que les aplica un rechazo y reproche por haber abandonado el país un día y volver años más tarde con otro acento y otros conocimientos, sin tener en cuenta todo lo positivo que ellos podrían volcar en favor del colectivo.

Retornados surge con un doble propósito, poder informar de la situación del país a los uruguayos que se encuentran en el exterior tomando la decisión de regresar y también ayudarlos con algún trámite que esté a su alcance. El otro propósito es tender una red de solidaridad entre los retornados para juntos buscar las soluciones a los problemas con los que se van topando, que no son pocos ni tampoco exclusivos de los recién llegados. Uno de los aspectos interesantes que se han propuesto es funcionar también como grupo terapéutico, para ello cuentan con algunos psicólogos que son parte de este cuerpo de trescientos retornados. Esta última línea de trabajo los ha superado un poco, se ven bastante desbordados ya que son muchos los casos y no debemos descuidar que este es un grupo honorario que no cuenta con ningún apoyo económico o libreta de contactos alguna para solucionar los problemas; ni siquiera de los fundadores mismos.

Los problemas que identifican son el acceso al trabajo, las garantías para viviendas, la validación de reválidas, el reconocimiento del título del exterior, el ingreso a la escuela y liceo de los hijos de los retornados y la estigmatización social en todas las esferas imaginables haciéndolos sentir uruguayos de la B.

Dentro de Retornados hay arquitectos, licenciados sociales, en comunicación, psicólogos, artesanos, e incluso trabajadores de la construcción que no tienen trabajo a pesar de que el Gobierno insiste en la carencia de mano de obra capacitada en este último ramo.
Con respecto al problema de la inserción en el mercado laboral una de las trabas que reconocen es la edad.  Si bien hay gente de menos de cuarenta años la gran mayoría del grupo ronda de los cuarenta en adelante y eso es un problema que no solo afecta a los recientemente llegados al país.

Este impedimento que nos marca la sociedad moderna está siendo contemplado por Uruguay Concursa a partir de una entrevista que tuvieron con Retornados donde les pidieron que flexibilizaran los requisitos para la inscripción a los llamados públicos. Si bien es cierto que debemos integrar a los jóvenes a la administración pública y darles oportunidades, también debemos reconocer que somos una sociedad de adultos mayores y que tener más de treinta no debería implicar la marginación del mercado laboral pues la persona está en total plenitud de su vida.

Otro de los logros importantes del grupo ha sido conseguir garantías muy parecidas a las que se ofrecen a los jóvenes para acceder a viviendas, solo haría falta un poco de difusión al respecto.

En relación a la educación ha sucedido que niños y adolescentes han tenido un año sabático obligado por no poder inscribirse en las escuelas y liceos públicos del país por falta de documentación y plazos; si bien hay responsabilidad de los dos lados es cierto que hay tolerancia cero a quienes intentan reincorporarse al país. Quizás unos cuantos problemas se podrían solucionar agilizando la burocratización que hace culto a los formularios y aplicando un poco más de customer service intentando ponernos un minuto en los zapatos ajenos.

En cuanto a lo social es un tema en el cual si bien incide el respaldo que pueda ejercer el Gobierno, es un aspecto que depende estrictamente de nosotros sin excepción quienes formamos parte de este paisito en el que nos conocemos todos. La cultura social es responsabilidad del colectivo y la única manera de cambiarla es teniendo una real intención de hacerlo, siendo el boca a boca la mejor propaganda, cualquier monedita sirve.

(1) Contacto: retornadosamontevideo@gmail.com

 
 
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