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«Hola, tengo una amiga a la que ustedes le dieron una mano y necesito que vengan a nuestro edificio para que vean lo que estamos viviendo».

Ese fue el primer contacto que entabló con nosotros la Sra. Carmen, una vecina que vive en el block 14 de la torre LL en la calle Emilio Castelar esquina Pirán.

Nos relató con detalle un problema que nace con el inicio de una construcción de una escuela, por lo que acudimos a reunirnos con los vecinos. Aprovechamos a transmitir en vivo Montevideo Contigo (CX 22 Radio Universal 970 AM), como cada sábado arrimando un micrófono a los barrios para que estos puedan expresarse y buscar soluciones.

Allí nos contaron que desde el mes de mayo del año pasado han quedado aislados. Un día pasaron con un altoparlante indicando que retiraran los vehículos del lugar que se iba a comenzar una construcción y realizaron un cerramiento con tejido cortando el camino de salida de la torre.

Es bueno indicar que el ingreso a estas torres está muy por debajo del nivel de calle, por lo que los vecinos salían por una calle lateral que permitía llegar a la puerta en un vehículo y el ingreso de taxis o ambulancias. Pero esta calle quedó cortada y sin acceso por la construcción de esta escuela, quedándoles como opciones literalmente trepar por una escalera de veintiséis escalones, otra más lejos de veinte escalones o caminar ciento cincuenta metros para buscar otra alternativa, cualquiera de ellas muy complicada para gente mayor, muchos de ellos con bastones, niños con severas complicaciones de salud, ni hablemos de los que se desplazan en silla de ruedas, para quienes se les hace muy difícil o imposible salir a la calle.

Los vecinos solicitaron un informe de la Dirección Nacional de Bomberos, que luego de realizar un relevamiento fue categórica en manifestar que el cierre de la calle representaba un gran riesgo para los vecinos, ya que en caso de incendio los camiones no podrían llegar para actuar, quedando muy lejos, en la calle Emilio Castelar.

Con este informe los vecinos solicitaron las reuniones con Primaria para buscar una solución —una modificación en el proyecto, mantener un retiro frontal en la escuela, ya que tiene espacio al fondo—, pero no obtuvieron ninguna respuesta y se siguió adelante con la construcción.

Es triste ver cómo a partir de algo que debe ser algo importante para la sociedad —como la inversión en una escuela pública— se perjudique a tantos vecinos, por el simple hecho de no tener la sensibilidad necesaria, ni la capacidad técnica para desarrollar un proyecto integrador, con las grandes ventajas que les presentaba las características del terreno, un gran terraplén en el que se podía descender desde la altura de la calle por un puente, para luego descender dentro de la escuela, tal vez ingresando por un nivel superior, permitiendo el libre desplazamiento de los vecinos por abajo.

Acá se ha generado una situación muy incómoda, se ha cortado la salida de los vecinos más desprotegidos, más desvalidos, por no tener una postura de diálogo, de búsqueda de soluciones técnicas que estaban a la mano que quien se precie de ser un buen profesional.

Al descubierto luego quedan otros elementos, como ha sido la molestia que sufren los vecinos con los procesos de obra, vidrios rotos, rajaduras, movimientos de estructura que denuncian, y toda la bajeza que hoy es propia de las obras, con un lenguaje soez durante todo el día, que deberían ser conductas a corregir también en la sociedad, como parte integral en un contrato laboral.

Con este aporte que hacemos desde las páginas de Al día esperamos tender el puente necesario para buscar una solución a todos estos vecinos, que no es tan difícil cuando realmente existe la voluntad de hacer el bien. Tal vez es tiempo de que las autoridades de Primaria, como la de los demás organismos del Estado, comiencen por entender los problemas como propios y no de los otros.