La democracia incipiente de México
Grisel Io
 

Quiero agradecer infinitamente a Ruben Jorge Castro Latorre la oportunidad de acercarme a mis hermanos latinoamericanos del Uruguay por medio de esta brevísima reseña y al arquitecto Jorge Andrés Castañeda, por la revisión histórica y por haber llenado los vacíos que dejé, pero principalmente por todas sus atenciones.

México, país de grandes hombres y mujeres que ha sido infinitamente traicionado por los discursos y por los representantes ciudadanos, en todos los niveles y cargos públicos, que han hecho de todas sus instituciones entes para el despojo, la muerte, la arbitrariedad, la corrupción, frenando la instauración de la democracia. A continuación un panorama histórico-político muy general.

 

Siglo XVI al XVII. La Colonia

Después de la llegada de Hernán Cortés en 1519 y la caída del reino azteca con la ciudad de Tenochtitlán en 1521, para 1535 se establece el virreinato y comienzan trescientos años de colonialismo donde se explotan las riquezas del suelo y la mano de obra indígena para el enriquecimiento de la Corona española.

 

Siglo XIX. La Independencia

México logra su independencia (septiembre 1810 a septiembre 1821) mediante la lucha física de los hombres y mujeres, en su gran mayoría originarios del capital ideológico de los criollos, concepto utilizado para los hijos de españoles nacidos en México. Tras la consumación de la independencia, se discutía la forma de gobierno de la nueva nación. El Plan de Iguala señalaba que a su independencia, México debía convertirse en una monarquía encabezada por un miembro del linaje de Fernando VII.

Meses más adelante, en 1822, Agustín de Iturbide se proclama Emperador. Luego en 1823 Antonio López de Santa Anna y Vicente Guerrero proclamaron el Plan de Casamata, por el que negaban al Gobierno de Iturbide y anunciaban la instauración de una república. La vida política mexicana se tornó inestable, debido a las pugnas entre la antigua aristocracia y el pequeño grupo de burgueses liberales del país. El personaje central a lo largo de la primera mitad del siglo XIX fue Antonio López de Santa Anna, quien repelió la intentona hispana por reconquistar México y ascendió al poder once veces, logrando legitimarse mediante la negociación en tiempos diferentes y en alianzas con grupos realistas, insurgentes, monárquicos, republicanos, liberales y conservadores, y al final bajo una dictadura muy corrupta con la anuencia, el enriquecimiento y el poder de la Iglesia Católica.

En 1838 el país es invadido por Francia con la llamada «Guerra de los pasteles». También se independiza Tejas. Ante el reclamo por este despojo, el país es invadido por tropas norteamericanas en 1845 y es obligado a perder lo que hoy son los estados de Texas, Arizona, Nuevo México, California, Nevada, Utah y parte de Wyoming, Colorado, Kansas y Oklahoma.

 

La Guerra de Reforma

Con el llamado Plan de Ayutla en 1854 se convoca un congreso constituyente proponiendo una república de corte liberal. Comienza una guerra civil contra el dictador Santa Anna, el cual decide abandonar México en agosto de 1855, y se embarca al extranjero. El congreso redacta una nueva constitución en 1857. La nueva constitución polarizó a la sociedad, los conservadores desconocieron al Gobierno y a la nueva carta magna mediante el Plan de Tacubaya, el cual dio inicio a la guerra de Reforma o de los tres años que ganan los liberales.

 

El Segundo Imperio

Ante la quiebra del erario se suspenden los pagos de la deuda extranjera. Francia, España e Inglaterra deciden intervenir en México. Francia, con la ayuda del grupo conservador y la Iglesia Católica, instaura el Segundo Imperio Mexicano, gobernado por Maximiliano de Habsburgo, de 1863 a 1867. El gobierno republicano itinerante de Benito Juárez conserva el espíritu liberal en el país y en guerra contra el imperio los jefes militares capturan a Maximiliano. Tras un juicio sumario es encontrado culpable de traición y es fusilado.
Tras algunos años de paz relativa, el general Porfirio Díaz por su gran prestigio militar se levanta en armas contra la reelección del presidente Lerdo de Tejada y con el Plan de Yautepec es nombrado presidente.

Gobierna «constitucionalmente» de 1876 a 1911, literalmente, la segunda mitad del siglo, periodo llamado «Porfiriato», tiempo histórico en que es presidente durante treinta y cinco años, siempre elegido de manera fraudulenta en elecciones en un México de población mayormente ignorante y desigual, no muy distinto al de hoy en día, donde a la población indígena se la trató como a esclavos, y se reprimió a la prensa libre, silenciada con sobornos o con torturas y desapariciones de la población civil inconforme.

 

Siglo XX

Cuando Porfirio Díaz refiere en una entrevista el fin de su mandato, la situación política comenzó a agitarse. El 20 de noviembre de 1910 comienza el levantamiento encabezado por Francisco Indalecio Madero contra el presidente Díaz. Se caracterizó por varios movimientos socialistas, liberales, anarquistas, populistas y agrarios. Díaz lanza su nueva candidatura pero ante la revuelta presenta su renuncia y se exilia en Francia en 1911.

 

La Revolución Mexicana

En 1911 Madero es electo presidente, pero los líderes revolucionarios tienen serias diferencias con su mandato y en 1913 se da un movimiento contrarrevolucionario donde Madero es asesinado. Los otros líderes de la revolución derrotan a los alzados y en la Convención de Aguascalientes entran en conflicto. Se dicta una nueva constitución en 1917 donde se logran avances en materia de justicia social principalmente y que es la que nos rige muy modificada actualmente. Pero la lucha continuó entre facciones militares hasta 1924.

 

El Maximato

Este período de 1929 a 1934 debe su nombre a Plutarco Elías Calles, conocido como el «Jefe Máximo de la Revolución», quien quita y pone presidentes a su conveniencia, los grupos mafiosos que habían tenido secuestrado al país se vuelven a reacomodar. La influencia del ex presidente Plutarco llegó a su fin cuando Lázaro Cárdenas del Río lo expulsó del país en 1936, luego de haber sido electo presidente en 1934.

Es durante este tiempo posrevolucionario que surge el Partido Nacional Revolucionario, 1928-38, luego se llamó Partido de la Revolución Mexicana, 1938-46, y en última etapa, Partido Revolucionario Institucional (PRI), 1946-99.  Durante setenta y dos años, mediante elecciones que no son muy diferentes a las del Porfiriato, el PRI se mantiene en el poder. Mario Vargas Llosa se refirió al sistema político mexicano como la dictadura perfecta.

El PAN, Partido Acción Nacional, se fundó en 1939 como bloque opositor de derecha apoyado por la Iglesia, la burguesía y los industriales del norte del país. Hasta 1989 logra gobernar varios estados de la República y en el 2000 alcanza la primera Presidencia de la República con Vicente Fox Quesada (ex presidente de la Coca Cola en México) hasta el 2006. Gracias al hartazgo de la población contra el PRI la votación fue mayoritaria.

 

Últimas décadas

En 1988 se da uno de los fraudes que tienen mayor repercusión en el país, cuando Carlos Salinas de Gortari, candidato del PRI, comete fraude electoral contra el contendiente de la izquierda Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. En este atraco a la democracia el PAN se suma, mandando a quemar boletas electorales, por orden de «El Jefe» Diego Fernández de Ceballos, quien era diputado del PAN.

El Instituto Federal Electoral (IFE), que sustituyó a la Comisión Federal Electoral, nació como resultado de los conflictos poselectorales del año 1988, que provocaron una serie de reformas a la Constitución Política aprobadas en 1989, y de la expedición de una nueva legislación reglamentaria en materia electoral federal: el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE).

El IFE se crea en 1990 y originalmente fue un órgano del Estado. En 1994 se llevó a cabo un proceso de «ciudadanización» de sus consejeros. Técnicamente sería un ente «autónomo» y ciudadano encargado de custodiar la legitimidad de las elecciones.

En 1996 se discutió si los consejeros representaban a la ciudadanía y a cuál ciudadanía, puesto que los partidos políticos son representantes de diversos sectores de la ciudadanía, por lo que se llegó a la conclusión de que se buscaba la profesionalización de la función electoral, de manera que se reemplazó la denominación de «consejero ciudadano» por la de «consejero elector», y de esta manera los partidos tienen amplia injerencia en la designación de los consejeros.

En 2006 esta institución legitima como presidente a Felipe Del Sagrado Corazón De Jesús Calderón Hinojosa, cuya legitimidad está sospechada por infinidad de anomalías que fueron documentadas, mediante videos y evidencias por parte de los ciudadanos. El conteo que hace el IFE también con muchas anomalías igualmente evidencia un fraude electoral. La izquierda se opone a la toma de poderes ante el congreso, sus diputados y senadores toman el edificio y la sala de sesiones cerrando y clausurando puertas. El PRI se suma al fraude, abriendo literalmente la puerta trasera del Congreso de la Nación para escoltar al candidato del PAN y proceder a proclamarlo presidente. Este se ganó el adjetivo de espurio ante la ciudadanía.

La izquierda se escinde por diferencias de principios, pero su más reconocido representante, Andrés Manuel López Obrador, mantiene vigente el desacato con el partido que le postuló y contra el presidente. Lucha durante los seis años del mandato de Felipe Calderón haciendo campaña por todos los rincones del país.

En este 2012 todos los partidos escindidos de la izquierda acuerdan volver a postular a Andrés Manuel López Obrador para presidente. La historia se vuelve a repetir, esta vez no fue robada la presidencia, sino que fue comprada, con dinero que se cree lavado del narcotráfico, la complicidad del duopolio de televisión: Televisa y TV Azteca y la complacencia del presidente del PAN, Felipe Calderón, siendo electo fraudulentamente Enrique Peña Nieto del PRI para presidente.

México, después de dos siglos de historia, no ha podido abrazar a la democracia, apenas le ha logrado dar una leve caricia pero vuelve a ser secuestrada. Son golpes de Estado, que en estos tiempos no se dan mediante militares, sino con los medios de comunicación. El IFE, el organismo que debería de proteger el voto ciudadano, es una institución que legitima presidentes espurios.

«Una sociedad no es el templo de los valores-ídolos que figuran al frente de sus monumentos o en sus textos constitucionales; una sociedad vale lo que valen en ella las relaciones del hombre con el hombre... Es preciso llegar hasta su sustancia profunda, el lazo humano del cual está hecha y que depende sin duda de las relaciones jurídicas, pero también de las formas del trabajo, de la manera de amar, de vivir y de morir». —Merleau-Ponty.

 
 
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