Accidente múltiple en la Ruta interbalnearia que involucró a un bebé de 15 días. Milagrosamente nadie resultó herido de gravedad.

Lunes 5 de enero, hora 2:35 de la mañana, volvía del Hotel Conrad a donde había ido a armar un stand al SIPE, el Salón Inmobiliario de Punta del Este, mi domingo había comenzado muy temprano, organizando materiales en Montevideo, el traslado a Punta del Este, la puesta a punto del stand, la exposición finalizó a la 1 de la mañana y arranqué el retorno.

Tal vez una historia que no tiene nada fuera de lo común, hacía 18:35 horas en pie, no mucho más de un día normal en la vida de la gente que labura de sol a sol. Pero al tema que quiero ir entrando, es a la fatiga, al cansancio, ese compañero silencioso que se sube con nosotros a un vehículo.

Les soy sincero, estaba cansado, venía con mi esposa e hijas, habían laburado conmigo todo el día, el sueño ya las había vencido, pare en una estación, compré algo para tomar y seguí viaje, pasando el kilómetro 26 le dije a mi esposa estoy fundido y por mi cabeza pasa me detengo o sigo, como tratando de analizar mi estado, creo que fue exactamente en ese instante cuando advierto en la ruta una situación con segundos para procesar, que era un gran accidente con un auto en el medio con sus ruedas para arriba.

Había sucedido un par de minutos antes, por lo que pudimos recabar en el lugar, en el kilómetro 24,500 de la Ruta Interbalnearia Líber Seregni, el auto que quedó con sus ruedas para arriba en medio de la ruta venía en la senda contra el cantero central, cuando bruscamente se fue arriba del vehículo que se desplazaba a su derecha, tirándolo para afuera de la ruta y haciéndolo volcar, luego en su camino errático impactó con una camioneta que estaba detenida en la banquina, pegó exactamente en el vértice de su caja, quedó enganchado el paragolpe del auto y literalmente salió volando sobre la camioneta y paró decenas y decenas de metros más adelante.

Tal vez fue un día que lo recordarán como un milagro todos los involucrados, ya que de alguna manera volvieron a nacer, en el primer auto viajaba una pareja con sus niños pequeños, uno de ellos a solo 15 días de haber nacido y su mamá recuperándose de la cesárea.

En el segundo auto viajaba un joven que pudo salir por sus propios medios, a pesar de que su auto quedó con el techo contra la cuneta.

En la camioneta que estaba detenida a un metro de la línea de circulación en la banquina, la que tiraba de un tráiler con una moto de agua, iban un joven y dos chicas, que allí habían parado para dormir unos minutos para seguir la marcha.
El fuerte impacto los despertó para ver cómo volaba sobre ellos el primer auto. Estaban un poco doloridos productos del sacudón.

Hay que destacar la colaboración de otros conductores, vecinos del lugar, que enseguida prestaron atención a todos, en pocos minutos llegó la Policía, la ambulancia y los bomberos.

Tal vez la reflexión final, es que no hay forma de ganarle a ese compañero silencioso del que les hablaba y no solo da con detenerse en la ruta, sino ponerse a resguardo en un lugar seguro, que también muchas veces tampoco es fácil encontrar. Lo más conveniente sería no salir a la ruta sabiendo que no estamos en las mejores condiciones, pero con el diario del lunes bajo el brazo siempre es fácil hablar.