Generalidades de los activos financieros |
Santiago Gallino |
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¿Qué son los bonos y las acciones, las dos grandes clases de activos financieros? |
Hay dos grandes clases de activos financieros: bonos y acciones. En el primer caso se está adquiriendo la deuda de una empresa o gobierno, el cual se compromete a pagarnos un cupón fijo (existe un flujo de fondos definido); y en el segundo, cuando compramos acciones adquirimos una participación de la compañía, nos hacemos socios y por lo tanto vamos a obtener resultados positivos siempre y cuando a la misma le vaya bien, aumente el valor de nuestras acciones y recibamos dividendos. Para la empresa (o el gobierno) generalmente le es más barato financiarse emitiendo un bono que solicitando un préstamo al banco (en un mercado financiero desarrollado), también le permite obtener mayor cantidad de dinero. Las acciones están disponibles a todos los inversores una vez que la empresa decide empezar a cotizar en bolsa, haciéndose pública a través de una IPO (por sus siglas en ingles), es decir, una oferta pública inicial, lo que le permite obtener una mayor capitalización de mercado. El principal beneficio para el inversor de un bono es la generación de una renta corriente, a través del cupón esperando que al vencimiento el emisor le devuelva el total del capital invertido. Los riesgos más comunes de los activos de renta fija son: la cesación de pagos o «default» (la calificación crediticia define la capacidad de pago o visto inversamente la probabilidad de que incumpla), tasa de interés (clave en el escenario actual: cuando las tasas de interés suben, los bonos con cupón fijo caen de precio porque el inversor les pide un mayor rendimiento) y liquidez (cuando se quiera vender el mismo, que no haya una contraparte que nos pague lo deseado), entre otros. Las acciones son el activo financiero más rentable en el largo plazo, los mercados accionarios, por ejemplo el Dow Jones o el S&P 500 (ambos de Estados Unidos) tienen históricamente un rendimiento del entorno del 10 % anual, pero no son para cualquier estómago por la volatilidad que implican; en las crisis financieras pueden tener caídas del 50 % en pocas semanas, lo que significa que de necesitar el efectivo en dichos periodos se debe realizar una pérdida de la mitad del capital invertido. En caso de quiebre de la empresa, primero cobrarán los acreedores (entre ellos los bonistas) y por último, el remanente, los socios (accionistas). El inversor conservador que no soporte volatilidad en su portafolio debe tener una exposición mayoritaria a renta fija (bonos) que le brinde la posibilidad de cobrar un cupón sin estar pendiente de sus inversiones. En el otro extremo se encuentra el inversor que busca un mayor crecimiento de su capital, aquel que quiere obtener un buen retorno de su inversión y puede soportar pérdidas que piensa recuperar en el mediano y largo plazo; allí tendrá una gran exposición a acciones en detrimento de instrumentos de renta fija. Los fondos de pensión (en Uruguay las AFAP), los fondos de inversión, compañías de seguros y otros inversores institucionales, con objetivos de largo plazo, adquieren a través de los mercados de capitales internacionales estos activos y estructuran sus portafolios teniendo en cuenta los factores mencionados anteriormente. Para el corto plazo (horizonte temporal de inversión menor a dos años) existen otros tipos de instrumentos que se pueden obtener en el llamado mercado de dinero como ser los depósitos a plazo fijo, certificados de depósito y cajas de ahorros. Este tipo de activos hoy tienen rendimientos cercanos a 0 % anual, como consecuencia de que las tasas de interés a nivel global se encuentran en ese entorno y sumado al hecho de que los bancos de plaza (donde se constituyen dichos instrumentos) tienen muy buenos niveles de liquidez y no necesitan pagar buenas tasas para obtener fondos. No es un tema de escoger entre unos activos y otros, ya que son complementarios entre sí, la diversificación de una cartera de inversión depende de los porcentajes atribuidos a cada categoría de instrumentos, teniendo en cuenta la aversión al riesgo, el horizonte temporal y necesidades de liquidez, por nombrar algunos factores. Para que una cartera esté realmente diversificada en el largo plazo debe contener no solo productos financieros, sino también inmuebles, metales preciosos y otras inversiones alternativas. Los distintos tipos de activos funcionan de acuerdo a los diferentes ciclos económicos, por ejemplo, el oro protege cuando la moneda se devalúa, y las acciones tienen su mejor rendimiento cuando la economía crece y las empresas generan mejores resultados. El próximo mes profundizaremos en el funcionamiento de los mercados financieros, sus componentes y participantes. ¡Felices fiestas! |
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