El centro de lavado de cerebros en masa
Ed Vaghi
 
Una breve reseña sobre algunas de las instituciones que en el último medio siglo se han dedicado a la búsqueda del control mental y algunos métodos utilizados.

Creado en 1947, el Instituto Tavistock es una de las organizaciones más enigmáticas e influyentes en los últimos 50 años. Camuflado detrás de una entidad no gubernamental, sin ánimo de lucro, se encuentra el centro de lavado de cerebros en masa más importante de la historia. Una maniática organización que altera el paradigma de la sociedad moderna y que nos obliga a replantearnos el concepto de libertad tal y como lo entendemos, vinculada con grupos como el Club Bilderberg, Bohemian Grove, Skull and Bones, entre otros.

En 1920 y bajo el nombre de «clínica Tavistock», el departamento de guerra psicológica del ejército británico en 1920 centraba sus investigaciones en la evaluación del efecto traumático de los soldados de guerra tras la Primera Guerra Mundial, procurando determinar el punto en el que estos se quiebran psicológicamente. Aunque los experimentos realizados en Tavistock iban mucho más allá. La idea llevada a cabo por Roosevelt y Churchill era observar a los civiles como si fueran conejillos de indias, bajo «condiciones controladas de laboratorio» ante una situación de estrés extremo, con el objetivo de comprobar dónde se rompe la resistencia del individuo y encontrar el punto en el que este quedaría incapacitado para oponerse al Nuevo Orden Mundial [v. Al día #36 p. 6 → http://bit.ly/1AOXiBg].

En 1947, gracias a la inversión privada de la Fundación Rockefeller, la clínica Tavistock dejó de depender de un departamento estatal para convertirse en una organización autofinanciada y que respondía ante la multimillonaria familia Rockefeller.

De esta manera a Tavistock le seguirían cuantiosos institutos de trabajo que comenzaron a surgir distribuidos por todo el mundo y que se basaban en sus mismas directrices. De entre todos los que surgen en esta época sobresalen en Estados Unidos: El OSS, ahora conocido como CIA, y la Clínica Psicológica de Harvard, esta última responsable directa de la campaña de propaganda que modificaría la opinión de los americanos contra Alemania involucrándola en la Segunda Guerra Mundial.

Con el correr del tiempo se había ampliado enormemente la red de institutos de trabajo con el fin de mantener en pie la agenda del Nuevo Orden Mundial, conformado por una población obediente, gobernada por una minoría controladora.

Se empleaban las teorías de Sigmund Freud, las cuales se basaban en agredir el subconsciente para, por ejemplo, aumentar la productividad de la mano de obra a través de la destrucción automotivada del yo. O sea, construir auténticos zombis satisfechos con subsistir al límite del hambre, cuyas condiciones laborales y sueldo descendían progresivamente sin que el trabajador pensara siquiera en lamentarse.

Mientras en Tavistock continuaban perfeccionando técnicas de control de masas y de lavado de cerebro que eran aplicadas a futuros dirigentes mundiales de enorme influencia internacional.

Un ejemplo es el caso del refugiado alemán Henry Kissinger, que había sido estudiante del director de Tavistock, sir John Rawlings Reese y cuya vertiginosa ascendencia al poder hubiera sido de otra manera inexplicable. Kissinger es además miembro del club Bilderberg. Otro claro ejemplo es el de Jimmy Carter, quien había realizado un programa intensivo de lavado de cerebro en Annapolis y que fue seleccionado para presidente de Estados Unidos por el psicólogo del Instituto Tavistock, el Dr. Peter Bourne.

Sir John Rawlings Reese, director del Instituto y primer presidente de la Federación Mundial de Salud Mental, dijo: «Debemos conseguir que nuestro punto de vista impregne cada aspecto educativo en la vida de la nación. Tanto la vida pública, como la política y la industria deben estar bajo nuestra esfera de influencia, permitiéndonos así convertirnos secretamente en la quinta columna».

Las investigaciones del Instituto Tavistock utilizaban el trauma para desprogramar a la persona, para luego volver a programarla de acuerdo a los deseos del controlador. Estudios cuya finalidad eran fomentar la uniformidad y evitar la individualidad, uno de los grandes obstáculos en el camino hacia el Nuevo Orden Mundial.

La idea es condicionar a la gente a hacer lo que se le diga, convertir a la población en un público que sea predecible y que esté condicionado, sin hacer preguntas o lo que es lo mismo, eliminar la fuerza psicológica del sujeto y dejarlo incapacitado para oponerse a los dictadores del Nuevo Orden Mundial.

Para lograrlo, Tavistock trabaja en el estudio de técnicas de lavado de cerebro en masa desde varios frentes. Dos de ellos son el rock'n'roll y las drogas.
Dos objetivos vitales, encontrar un método efectivo de controlar a las masas a través de la música. Y otro que ofrezca la posibilidad de un acceso total a la mente del individuo y que esto permitiera borrar ciertos recuerdos y sustituirlos por información concreta.

Para ello se acudió a la firma farmacológica suiza Sandoz AG, la cual desarrollaba la dietilamida del ácido lisérgico o LSD que inspiró la creación del programa conocido como MK Ultra por parte de la CIA en 1953. El fin era desarrollar materiales químicos, biológicos y radiológicos para ser utilizados en operaciones clandestinas y con los que se pudiera controlar o modificar la conducta humana..

En los primeros ensayos se administró LSD a funcionarios de la propia CIA con el objetivo de estudiar sus reacciones como si fueran «ratas de laboratorio», lo cual desembocó en varias muertes y que el Gobierno estadounidense tuviera que pagar millones en perjuicios a las familias de las víctimas. A pesar de ello, los culpables nunca fueron procesados y todos los archivos del programa de pruebas con drogas de la CIA fueron destruidos por orden del director del MK Ultra.

La Programación Monarca (Monarch) es una continuación del proyecto MK Ultra. Se trata de una técnica de control mental que comprende elementos de Abuso Ritual Satánico (SRA) y Desorden de Personalidad Múltiple (MPD). Utiliza una combinación de psicología, neurociencia y rituales ocultos para crear en los esclavos una álter persona que puede ser activada y programada por los controladores. Los esclavos Monarca son utilizados por varias organizaciones relacionadas con la élite mundial en ámbitos tales como la esclavitud sexual, ámbito militar, Hollywood y la industria de la música.

La intención era manipular la percepción y memoria y de las personas mediante la desorientación y la expropiación sensorial para transformarlos en zombis.

Durante una conferencia en la Facultad de Medicina de San Francisco, Aldous Huxley, autor de Un mundo feliz, dijo: «En la próxima generación, o la siguiente, habrá un método farmacológico que consiga que las personas adoren su condición de siervas y que permitan una dictadura sin lágrimas. Que produzca una especie de campo de concentración indoloro para sociedades enteras, de tal modo que las personas habrán sido despojadas de sus libertades y, sin embargo, estarán contentas de que así sea, porque habrán perdido todo deseo de rebelarse».

Jim Keith, veterano periodista de investigación, escribió: «Existe un memorándum interno del FBI, que data de 1968, donde se menciona que se empleó al grupo de rock The Grateful Dead y a otras bandas defensoras del uso del LSD para canalizar las protestas y la rebeldía de la juventud hacia direcciones más benignas e inofensivas, desviando a muchos jóvenes hacia las drogas y el misticismo, en vez de hacia la política».

Michael Minnicino explica este fenómeno en el ejemplar del invierno de 1992 de la revista Fidelio diciendo: «Los alucinógenos tienen el singular efecto de convertir a la víctima en un ser asocial, totalmente centrado en sí mismo y preocupado por los objetos».

Ocultos en prestigiosas fundaciones, empresas y centros de investigación que respondían ante la Fundación Rockefeller, estos instructores de los títeres de la política y de las finanzas se nutrieron de la cultura pop para provocar la alineación esquizofrénica, con el objetivo de manipular el desarrollo social.

El movimiento psicodélico entre 1965 y 1967 obtuvo un gran impulso y se consumó con sucesos como Woodstock. No obstante desapareció con la misma ligereza con la que había llegado. El LSD pasó. Jimi Hendrix, Janis Joplin y después Jim Morrison murieron. Timothy Leary se desvaneció y los Estados Unidos, tras fracasar en Vietnam, entraron en los años 70 sumidos en una depresión.

Nuevamente Tavistock estaba preparado para usar esa dicha depresión en beneficio propio. Surgió así lo que se conoce como guerra tranquila, la guerra de la tecnología de armas silenciosas. De esta manera surge la MTV.

Todo formaba parte del plan de Bilderberg y Tavistock para frenar el creciente descontento de la población y alterar sus estados de conciencia a través de la música y de sustancias como la marihuana y otras drogas alucinógenas.

Tavistock desarrolló vastos estudios que revelaron que el ser humano establece asociaciones subconscientes con una canción durante la infancia, de forma que esas asociaciones permanecen latentes y transcurrido un tiempo ese sujeto es capaz de revivir esos recuerdos y circunstancias al volver escuchar tal canción.

Tal recuerdo despertado crearía un estado anímico infantil y haría retroceder a la persona a aquella etapa de su vida en la que habría experimentado esa misma sensación.

Frederick Emery, uno de los científicos sociales más importantes de su generación y miembro de Tavistock, expuso: «La televisión consiste en una señal constante de 50 fotogramas por segundo cuyo efecto puede definirse en cierta forma como el equivalente tecnológico de un hipnotizador».

La televisión, un gigantesco método de control mental masivo, un medio altamente poderoso para crear una opinión común y eliminar la individualidad. Asumimos lo que vemos en televisión como cierto porque está consensuado y lo asimilamos sin dudar.

En Tavistock desarrollaron una teoría acerca del desorden social según la cual se puede emblandecer a una población empleando fenómenos de masa como cortes en el suministro de energía, crisis económicas y ataques terroristas. Según sus propias palabras, si las impresiones iban muy seguidas unas de otras y se administraban cada vez con mayor intensidad, era posible inducir a la sociedad entera a un estado de psicosis colectivo. Algo muy sencillo de conseguir gracias a la televisión.

Al mantener a la población con en un estado de terror permanente, las personas terminan disociándose, intentan huir del terror, se encierran en un estado de negación y se refugien en entretenimientos populares mostrando una tendencia a sufrir pánico.

Las investigaciones de Tavistock sobre el punto de ruptura del ser humano obtienen su gran beneficio: cuando se alcance ese punto de quiebre, cuando ya no se soporte más, entonces surgirá el Nuevo Orden Mundial como la solución definitiva a todos nuestros problemas.

 
 
 
 
 
 
 
 

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