Fear of missing out, el dolor por la exclusión en las redes sociales
Juan Pablo Brand

Publicado originalmente en http://infancias-jpb.blogspot.com

 
¿Sientes insatisfacción social? ¿Experimentas emociones ambivalentes con respecto a las redes sociales? ¿Te distraes con tu smartphone mientras manejas tu auto? ¿Eres estudiante e ingresas a redes sociales durante las clases? ¿Te preocupas constantemente con la idea de ser excluido por tus amigos y por tanto revisas a cada momento el estado de tus redes sociales? ¿Publicas de manera frecuente en redes sociales y cambias tu foto de perfil si no recibes ningún like?
 

Te tengo una noticia: sufres de FOMO (Fear of missing out), lo que en castellano significa algo así como miedo a perderse de lo que está pasando o miedo a quedar fuera de lo que está pasando. Pero no estás solo, o mejor dicho sí estás solo, pero quizá te sirva de consuelo saber que hay muchos sufriendo en este momento lo mismo que tú. Es más, si estás leyendo esto es porque no tienes nada que hacer, lo que es señal de que alguien lo está pasando mejor que tú. Si crees que tu ex está disfrutando más en este instante que tú, tienes razón, pues mientras tú piensas en ella o él, esa ella o ese él están con otra ella u otro él y no piensan en ti. Pero al menos ya diste el primer paso, sabes que sufres de FOMO y que te sentirás miserable mientras sigas en la espera obsesiva de inclusión.

En 2013 Andrew K. Przybylski junto con sus colaboradores (Murayama, DeHaan & Gladwell) publicaron el artículo Motivational, emotional, and behavioral correlates of fear of missing out en el número 29 de la revista Computers in Human Behavior. Su planteamiento parte de la hipótesis de que las personas con necesidades sociales frustradas experimentan miedo o preocupación de que los demás tengan vivencias más entretenidas y valiosas que las suyas y por tanto buscan frecuentemente las vías para conocer lo que los otros están haciendo, que en el contexto actual se concentran en las redes sociales de internet.

¿Pero es tan terrible la exclusión? Hay que partir de que no todo es exclusión, por ejemplo, si una persona pasa sus días enviando solicitudes de amistad o para seguir, es probable que su lista se engrose con personas con las que ni siquiera tiene un lazo cercano, por ejemplo, sentir que uno está fuera porque un compañero del preescolar al que no se ha visto en décadas está festejando su cumpleaños y no nos invitó, es inventarse un sufrimiento. Por otro lado, la soledad tiene un gran encanto, eso sí, siempre y cuando uno tenga una buena relación consigo mismo. Quienes están vacíos, al quedarse solos tan solo sentirán vacío y por tanto ansiedad por ir tras el ruido de los otros, para sentir que siguen existiendo.

Para delimitar el lado obscuro de la exclusión citaré un artículo de la revista Psychology Today, el cual se puede ser leer en el siguiente link: bit.ly/1ogGIPs. En el texto se plantea la diferencia entre las palabras de la lengua inglesa solitude y loneliness:

«La soledad [loneliness] es un estado negativo, marcado por una sensación de aislamiento. Uno siente que le falta algo. Es posible estar con la gente y sentirse solo, tal vez sea la forma más amarga de la soledad.

»La soledad [solitude] es estar solo sin sentirse solo. Es un estado positivo y constructivo de compromiso con uno mismo. La soledad [solitude] es deseable, un estado donde te procuras a ti mismo algo maravilloso y la sensación de compañía.

» La soledad [solitude] es un tiempo que se puede utilizar para la reflexión, la búsqueda interior, el crecimiento o el disfrute. La lectura profunda requiere soledad [solitude], también el experimentar la belleza de la naturaleza. El pensamiento y la creatividad son posibles en la soledad [solitude].
La soledad [solitude] sugiere tranquilidad derivada de un estado de riqueza interior […]. La soledad [solitude] es refrescante; una oportunidad para renovarnos. En otras palabras, nos repone.

» La soledad [loneliness] es dura, un castigo, un estado de deficiencia, un estado de descontento marcados por una sensación de extrañamiento, la conciencia de un exceso de aislamiento.

» La soledad [solitude] es algo que uno elige. La soledad [loneliness] te la imponen otros».

El último enunciado resume la diferencia entre ser excluido y el retiro voluntario.

En lo personal tengo mis reservas con las redes sociales, mis motivos se sustentan en la defensa de mi solitude, las redes sociales son invasivas, es como quedar atascado en una cascada de información a la que además hay que dar respuesta. Si alguien publica la foto más reciente de su hija o hijo tiene la expectativa de que al menos se les obsequie un like, no hacerlo implica un desaire, si uno publica un comentario tiene que ser en todo sentido positivo, porque en general las personas publican sus fotos u ocurrencias con la finalidad de afianzar su autoestima, a través del reconocimiento de su belleza, su bienestar, su originalidad o su sentido del humor. Por tanto las horas se pueden escurrir mientras se lanzan reforzadores positivos, como entrenador de Sea World con su cubeta de pececitos. Por otro lado, considero que más que resolver la loneliness, las redes sociales la intensifican, como expresa el dicho popular «ojos que no ven corazón que no siente». Si uno está fuera de las redes sociales ni siquiera se entera de que está siendo excluido de algo. En la Ciudad de México hay una zona llamada La Condesa (La Condechi, para los iniciados) donde en los últimos años se han multiplicado los restaurantes y los bares, por lo que constituye un punto de reunión de la vida nocturna. Si me voy solo a caminar en la noche por La Condesa, observo toda esa vida y ese entusiasmo de las personas comiendo y bebiendo, y me siento excluido. Sin embargo, si me quedo en mi casa con un buen libro acompañándome no me distraen las sonrisas de los otros, no me siento excluido de nada, sino de aquello de lo cual me excluyo de forma voluntaria.

Es por esto que el FOMO es una expresión sintomática de los sentidos de eficacia, elección y pertenencia. Quien no se siente competente en al menos una actividad estará comparándose a cada instante, quien no es autónomo consultará todo el tiempo lo que hacen o piensan otros para tomar sus decisiones y quien no se siente parte de algo, permanecerá atento a toda señal de reconocimiento e inclusión.

La revista [mexicana] Vocero nos informa que la cura para el FOMO la podemos encontrar en la propia internet, es una especie de vacuna que se genera con el mismo agente que origina la enfermedad. Nos comparte el dato de cuatro aplicaciones:

* Breathe: «Es una app que te pregunta cómo estás mentalmente, físicamente y emocionalmente. En base a eso, te sugiere qué tipo de práctica a seguir».
* Mindfulness daily: «Natalie (una voz robótica) es tu guía por diferentes prácticas que contiene esta aplicación y te explica qué es la concientización. Puedes elegir hacer las rutinas en silencio o con ruido blanco. Hay un diario donde se registran tus acciones para que lleves la cuenta de tu progreso».
* Headspace: «En esta app encuentras lecciones sin costo que duran diez minutos durante diez días. Después de este periodo, se puede comprar una suscripción para continuar. Las meditaciones son guiadas por Andy Puddicombe, el creador de la aplicación».
* Whil.com: «Esta aplicación en línea te enseña a meditar en 60 segundos y te invita a hacerlo para desconectarte momentáneamente del ajetreo de la vida cotidiana y darte una inyección de energía».

Son aplicaciones para la práctica de mindfulness (atención plena), técnicas emanadas de la tradición budista que muchos afirman son como aquel ungüento mexicano que sirve para las heridas sufridas en la casa, el taller y la oficina; lo resuelve todo. En muchas ocasiones he citado al buen Gastón Bachelard: lo que es fácil es sospechoso. La sensación permanente de loneliness hunde sus raíces en la vida más temprana, por lo que sin dudar de las buenas intenciones de Andy Puddicombe o Natalie, la chica del corazón digital, una cosa es relajarse y otra es superar una patología del apego. La maravillosa película Her de Spike Jonze ya nos mostró que a pesar de tener a Samantha (sistema operativo personalizado) acompañándonos todo el día, nuestras heridas infantiles no se cierran, es más, pueden cobrar formas y dimensiones insospechadas.

No creo que FOMO sea una enfermedad en sí, es un conjunto de signos y síntomas de los apegos inseguros o desorganizados. Lo diré en rima: la tecnología no genera la patología, la patología abreva de la tecnología.

Dios se murió pero nos dejó internet, la gracia de la providencia es sustituida por los likes y el infierno es la exclusión, ahora llamado FOMO. La fórmula liberadora es simple en su enunciación pero difícil en su ejecución, así como el temor a Dios se resolvía dejando de creer en él, el FOMO se supera dejando de creer en las vidas ejemplares de los otros, las nuevas santas que nos enseñan el camino de la popularidad. Los caminos para lograrlo son diversos, pero quien busque lo sencillo se perderá en lo complejo. ||

 
 
 
 
 
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