Lo que el Fonasa nos brinda
Jennifer De Paula
 
El Fondo Nacional de Salud, como idea, es genial, pero en la práctica ha perjudicado a mucha gente.

Mi historia es un poco larga. Comienza en mayo de este año [2013]. Quizá aburra leerla, pero me sirve para explicarles un paso a paso que he seguido. Un paso a paso cansador, y que para peor no me lleva a ningún lado ya que aún no he podido solucionar mi problema.

A mediados de abril comencé con dolores en la cintura. Consulté al médico en la emergencia y me indicaron relajante muscular. No alivió. Me hicieron una placa y no mostraba nada anormal, así que me mandaron calmantes más fuertes y consulta con traumatólogo.

Vi al traumatólogo (Dr. Roberto Nalbarte) y me dijo que no era nada (aun cuando el dolor no cesaba) y me indicó más calmantes.

Volví a consultar con él a fines de mayo, ya que el dolor no disminuía, y le pedí que me hiciera otro estudio, ya que si bien la placa no mostraba anomalías, si me seguía doliendo tenía que ser por un motivo. Tanto insistí que me indicó una resonancia magnética urgente y me certificó por un mes, ya que dado el dolor se me hacía imposible ir a trabajar.

A pesar de lo urgente, demoraron como cuarenta días en hacérmela, y siete días más en darme el resultado. Resultado que cuando fui a buscarlo, tenía la fecha del día siguiente al que me hicieron el estudio, lo cual me hace preguntarme ¿por qué no me lo dieron antes? Parece que les divierte que la gente pierda el tiempo… No sé.
Le llevé la resonancia nuevamente al traumatólogo, y me dijo que lo que tengo es hernia de disco en la zona lumbar, en las vértebras L5-S1. Me dio pases al especialista de columna y a fisiatría, ambos urgentes.

Cuando asistí al especialista de columna (Dr. Grosso), la consulta no duró más de diez minutos, no me atendió, me «despachó», como a quien va a un kiosco a comprar caramelos. Miró la resonancia, me dijo «tenés hernia de disco, te doy pase a terapia del dolor, te hacés hasta dos bloqueos y si no funcionan te opero», me saludó y se fue. Me pregunto cuánto le costaba explicarme qué es una hernia de disco, por ejemplo, o qué es un bloqueo, o cómo sería la operación en caso de realizarla, o qué medicamentos tomar hasta entonces, yo qué sé, tantas cosas, pero claro, él estaba muy apurado.

Bajé a la ventanilla a pedir hora con otro especialista de columna y ¡oh sorpresa!, él es el único en toda la Médica Uruguaya, uno para cientos de miles de socios, una única opinión, algo así como una especie de Dios… Respiré profundo y pedí hora para terapia del dolor, para lo cual tenía el pase, el cual era urgente. ¡Oh! Segunda sorpresa, en terapia del dolor hay cuatro especialistas, pero todos, sí, todos a la vez, se habían ido a un congreso (¿no pueden ir de a dos, por ejemplo? ¿Qué pasa si una persona entra por puerta de emergencia y necesita un bloqueo? ¿Tiene que esperarlos? No entiendo…
Más allá de la espera que tuve para poder acceder a la consulta, terapia del dolor fue la única experiencia positiva que he tenido en todo esto. No por los resultados, porque no me dio resultado alguno, pero sí por la atención que recibí. El Dr. Furest es un médico de verdad, que demuestra la vocación que siente por lo que hace. Entrás a su consulta y te escucha, se toma el tiempo para atenderte, para hablarte, para explicarte qué te va a hacer. Salís y el dolor es el mismo, pero te sentís bien, sentís que te atiende como todos deberían de atenderte, sentís que tienen mucho que aprender de él.

Me practicó dos bloqueos, el primero el 15 de julio. Me reintegré a trabajar el 1 de agosto y estuve bien hasta mediados de setiembre, cuando empezó el dolor nuevamente. Él me había explicado que los bloqueos hacen efecto en algunas personas y en otras no (como todo tratamiento), y que además hay dos técnicas para realizarlo.
El segundo lo realizó con la segunda técnica el 23 de setiembre, y me reintegré al trabajo el 1 de octubre. Esa vez no tuve tanta suerte, ya que a los pocos días estaba dolorida de nuevo.

Volví con él el 30 de octubre y me dijo que más bloqueos no, porque estaba claro que no hacían efecto y que no eran la solución.

Al otro día vi al especialista de columna, ya que me había dicho en la primera consulta que había que probar dos bloqueos y si no operar. Esta vez cambió el discurso, me dijo que la hernia es muy pequeña y yo muy joven para someterme a esa cirugía, que me hiciera otro bloqueo. Ante mi comentario de que ya había ido a terapia del dolor y mi insistencia en encontrar una solución, me dio pase a neurocirujano y me certificó durante todo el mes de noviembre.

El pase era ugente, pero el neuro estaba en un congreso, por lo cual recién me dieron fecha para el 20 de noviembre. Otra vez a esperar…

Hoy, 20 de noviembre, vi al neurocirujano (Dr. Saul Waiskoff). No sé si seré loca o qué, pero mi idea era que él ya me dejara internada de manera de hacerme los estudios rápido y que me operara lo antes posible. Sé, por una compañera de trabajo de mi esposo, que la internación en este tipo de cirugía es de unos tres días y la recuperación de un mes. Saqué las cuentas y todo me cuadraba para terminar con el problema a fin de año y empezar el 2014 como un año «normal».

Grande fue mi decepción cuando me dijo que hoy está dando fecha para operar en enero y febrero, y que antes de decidir, necesita que me haga una resonancia magnética y un estudio eléctrico en miembros inferiores. Que vuelva con esos resultados y vemos.

Esos estudios me los fijaron para el 17 y 18 de diciembre, porque «antes no queda lugar» y tengo consulta con él el 15 de enero para llevárselos porque se va de licencia. Sacando una simple cuenta, si hoy estaba dando fecha para operar en enero y febrero, en enero estará dando para marzo y abril, y si es un mes de recuperación, esto se estaría terminando en mayo del año que viene [2014], o sea, un año después de que comenzó.

Largo y tedioso de leer, lo sé, pero necesitaba que conocieran mi travesía para que me logren entender. Todo esto que he vivido me hace preguntarme:

¿Para qué me hacen perder tres meses y medio de trabajo si la operación, que es la solución, solo requiere de un mes de recuperación?

¿Quién me devuelve el dinero que he perdido por no cobrar sueldo sino el subsidio de BPS (que es una vergüenza)?

¿Quién me reintegra lo que he gastado en terapias alternativas para tratar de combatir el dolor (ozonoterapia, apitoxina, pilates, piscina, kinesiólogo, deportólogo, shiatsu)?

¿Quién me reintegra lo que he gastado en medicamentos que no me alivian el dolor (Cataflam, Oxa B12, Ketofen, Zolben, Tramadol, entre otros)?

¿Por qué demoran tres o cuatro meses en realizar una operación?

Resumiendo: el Fonasa nos quita calidad de atención, las sociedades médicas están al tope, no dan abasto, entonces el nivel de atención baja.

A nadie le importa si estás con dolor, te dicen que sigas, que hagas vida normal. Me pregunto si la opinión del médico sería la misma en caso de que el paciente fuera su madre, su esposa o cualquier familiar cercano.

¿A qué grado de dolor hay que llegar para que te den bola? ¿Hay que entrar en ambulancia? ¿En silla de ruedas?

Los médicos de la emergencia móvil que han venido a casa me lo llegaron a decir, «si entrás a la emergencia de la sociedad caminando, no te van a llamar a un traumatólogo». Muy fuerte.

¿Por qué hay que llegar a las últimas, al extremo? ¿Tengo que esperar a los peores síntomas de mi enfermedad para que me den importancia? ¿Tengo que no poder caminar o no controlar los esfínteres y hacerme encima para que me atiendan en tiempo y forma?

¿Cómo puede ser que siempre prime el ahorro antes que brindarle una atención correcta al paciente?

Lo que tengo no es cáncer, que quizá a todos les despierta más urgencia, les suena más grave. Pero la realidad es que tengo treinta años, tenía veintinueve cuando empecé con esto y casi no puedo caminar.

Se me duerme la pierna y me duele, mucho. Me cuesta dormir, no puedo hacer vida normal, no puedo trabajar, estudiar, ni salir de paseo. Me paso en la cama o en el sofá, porque son las posiciones en las que el dolor se hace solo una molestia y por lo tanto se vuelve tolerable.

¿Por qué algunos me dicen «tenés que acostumbrarte al dolor»? ¿No sería mejor tratar de solucionar la causa del dolor?

La medicina al final de cuentas ¿de qué se trata? ¿No se trata de mejorar al paciente? ¿No se trata de darle una mejor calidad de vida?

¿Por qué alargan tanto las cosas? ¿Por qué no buscan soluciones más ágiles, efectivas y prácticas? ¿Por qué una persona tiene que pasar mal y con dolor cuando está en ellos solucionar el problema?

El juramento hipocrático reza, entre otras cosas: «Dictaré según mi leal saber y entender prescripciones dietéticas que redunden en beneficio de los enfermos, y trataré de prevenirles contra todo lo que pueda serles dañino o perjudicial».

¿No es perjudicial acaso extender el malestar de alguien solo por ahorrar dinero?
Creo que hay médicos e instituciones médicas que se olvidan de que la gente utiliza el servicio que prestan cuando está mal, y que una persona que no tiene salud no tiene nada, porque sin salud no podemos hacer nada más.

El Fonasa es algo que como idea es genial, pero que en la práctica ha perjudicado a mucha gente, personalmente soy socia de la misma mutualista desde antes del Fonasa y el cambio ha sido enorme, y no ha sido para bien. Cada vez hay más gente, cada vez demoran más en darte hora para una consulta, cada vez te atienden peor, cada vez regatean más, amarretean más.

Me descuentan mes a mes más de lo que sale la cuota, ¿y qué recibo a cambio? Nada. Tengo que salir a buscar soluciones alternativas, sacando dinero de mi bolsillo para pagarlas porque la mutualista no me soluciona nada, o demora meses en hacerlo. ||

 
 
 
 
 
 
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