Con B de bueno |
Ignacio Bassetti |
Fabricio Chaves presentó «Con B de bullying», que presenta información útil y testimonios sobre el hostigamiento en los centros de estudio. |
Fabricio Chaves, amigo de esta casa, presentó el pasado domingo 13 de octubre en la Feria Internacional del Libro su obra Con B de bullying. El bullying es el acoso u hostigamiento que se da en los centros de estudios, en forma continuada, en el marco de una desigualdad de poder entre el acosador y la víctima, y que puede implicar violencia física, pero que es sobre todo emocional. La palabra inglesa es un término que de un tiempo a esta parte nombra lo que todos conocimos, por verlo o sufrirlo en carne propia, cuando éramos escolares y liceales: aquellos niños y adolescentes que son agarrados de punto por algunos de sus compañeros, y que son víctimas de burlas por su raza, religión, complexión o dificultad para las relaciones sociales, entre otros motivos. El libro distingue los hechos de violencia aislados y el bullying propiamente dicho, que implica una reiteración de los episodios de burla o violencia. Esta problemática que siempre existió (aunque hoy tiene otras modalidades) recién está empezando a encararse seriamente como el problema que es por las consecuencias que puede traer a quienes lo padecen y por la inacción de quienes deberían contribuir a erradicarlo. Desde estas páginas se ha tratado esta temática [v. Al día #13, p. 2, 3 →http://bit.ly/Poh5lr]. Hay jóvenes que incluso han llegado al suicidio, sobre todo a raíz de la modalidad electrónica de este acoso, que se da mediante las redes sociales y demás plataformas en línea, lo que, como el libro expone, implica una invasión de la privacidad del hostigado, quien se queda sin ningún refugio seguro contra el acoso, puesto que este llega hasta los dispositivos que lo acompañan a todas partes, tabletas, celulares, computadoras. El primer acierto del libro es entonces, sin duda, poner sobre la mesa un tema poco tocado en nuestro medio, y explicar claramente sus alcances y consecuencias, de manera abarcadora. Con B de bullying es un libro completo en cuanto aborda todos los aspectos de la temática: definición, testimonios (el del autor incluido), marco legal, modalidades, el trabajo de organizaciones que están intentando acabar con este problema, posibles acciones que pueden tomar los adultos, entre otros. El libro da cuenta de la atención que la prensa ha dedicado al tema, del primer congreso que se realizó en nuestro país para tratarlo y de al menos un programa que ha cosechado cierto éxito, implementado en un centro educativo. Hay un correcto trabajo de investigación detrás de la obra, que se lee de manera ágil. La decisión de intercalar los diferentes tipos de contenido (la experiencia del autor, los testimonios, lo periodístico) también contribuye a la amenidad del texto. Como herramienta para conocer la problemática y la situación en la que está nuestro país a este respecto, cumple con lo que se propone, y es recomendable para padres con hijos en edad escolar y liceal, para combatir esa visión general equivocada de que el problema del ahora llamado bullying «son cosas de chiquilines», o un aspecto ineludible del crecer, cuando en realidad es algo que trae consecuencias para las víctimas, que no es tan fácil que lo solucionen por sí solas y en lo que los padres (y las instituciones educativas) tienen que involucrarse. También se percibe claramente el cariño que Chaves le pone a la tarea de intentar ayudar mediante este libro a quienes están padeciendo hostigamiento, y el entusiasmo que le genera poder canalizar las inquietudes que ha ido recibiendo a lo largo del tiempo, lo que dota al libro de una atmósfera muy positiva. El autor se dio a conocer por su participación en la edición 2012 del reality show Gran Hermano de Argentina. Esta exposición pública le granjeó miles de «fans» que lo tomaron como referente y que acudieron a él para contarle sus problemas y pedirle consejo. Esto, según él mismo cuenta, fue lo que le llevó a escribir el libro. Por una parte es encomiable el uso que ha dado Chaves a la notoriedad ganada con su participación en ese programa de televisión. Como bien se dijo en el evento de presentación de Con B de bullying, la fama obtenida bien pudo haberse utilizado para otros fines (laborales, financieros o «mediáticos»). Sin embargo, Chaves la aprovecha para apadrinar causas solidarias y apoyar a diferentes organizaciones, actividades de las que se ha dado cuenta en estas mismas páginas [v. Al día #19, p. 6 → http://bit.ly/1aVViXy]. Con B de bullying es otro ejemplo más, y el primer objeto tangible, de ese buen uso que da Fabricio a su notoriedad pública. Por otra parte, justo es decirlo, no deja de ser un poco inquietante que los jóvenes tengan que acudir a un participante de un entretenimiento televisivo en busca de consejo. La respuesta puede ser que no tienen a nadie más a quien acudir, porque esa figura no existe o es omisa. Esto, por supuesto, no constituye una crítica a Fabricio Chaves ni representa un juicio sobre sus talentos o, si se quiere, idoneidad para aconsejar, ni se pretende con esto desmerecer su trabajo (antes al contrario, Chaves hace lo mejor que se puede hacer con ese «don» de la fama). Algo que deja en claro Con B de bullying es que la víctima no debe sentir que está desamparada, y acudir a una personalidad pública en lugar de a alguien cercano implica que hay un desamparo de parte de quienes deberían prestar apoyo (padres y educadores). Por esta razón, la génesis de esta obra tiene esa faz preocupante. Y en esa génesis también está lo más elogiable, que es la decisión del autor de hacer algo con esos miles de pedidos de ayuda de parte de sus seguidores. Si bien, como decíamos, es una obra completa y cumple su cometido como obra informativa, parece al mismo tiempo algo somera en su abordaje, lo cual también pudo deberse simplemente a una decisión deliberada, por una intención de trazar grandes líneas e invitar a investigar más la temática, o quizás incluso para no amilanar al público juvenil, porque también es cierto que en ese propósito de dirigirse a padres, educadores y también adolescentes, hay que buscar un equilibrio que esas páginas logran. Sin embargo, puede decirse que a Con B de bullying se le echan en falta algunas cosas, y al mismo tiempo da la sensación de que otras le sobran. El capítulo «No es ópera hasta que cante la gorda» bien pudiera no haberse incluido. Está dedicado a estimular o hacer sentir mejor a aquellos adolescentes que son víctimas de bullying debido a su sobrepeso. La herramienta elegida para lograr tal fin, lamentablemente, es equivocada: el autor intenta «consolar» de alguna manera a los «gorditos afligidos», como los llama, diciéndoles que en otras épocas la obesidad era el ideal de belleza y que hoy hay grandes figuras del canto, la actuación y otras artes que son gordos (Jorge García [que interpretó a Hurley en Lost], María Martha Serra Lima, Luciano Pavarotti y otros) soslayando el hecho de que en realidad la obesidad sí es un problema de salud. También es cierto que un alegato para que los adolescentes bajaran unos kilos tampoco hubiera correspondido desde un libro que los intenta ayudar sinceramente (sería en cierta forma «darle la razón» al hostigador), por lo tanto frente a este capítulo uno no puede dejar de preguntarse si era realmente necesario, porque su ausencia no se hubiera echado en falta y su presencia empaña la obra, pues lo cierto es que, si bien el mensaje es «acéptate a ti mismo» y «debemos respetar el cuerpo del otro», el lograr tener un peso correcto, ni de más ni de menos, bajo la supervisión médica correspondiente, sería una respuesta más adecuada que la identificación con personas obesas que tienen éxito en las artes. El relato sobre la experiencia del autor en el reality show Gran Hermano se justifica por la historia que da origen al libro y que ya referimos, pero en realidad también resulta algo innecesario desde el punto de vista del tema central de la obra (lo cual el mismo autor reconoce). A pesar de que se intenta establecer un paralelismo entre la discriminación que ocurría dentro de la casa de Gran Hermano con la que se da en otros ámbitos educativos, este parece algo forzado, o dicho de otra manera, como una forma de dar más justificación a una historia que se aparta del tema. De todas formas es claro que este relato resultará interesante para quienes siguen a Chaves por su participación en el programa. De los testimonios poco corresponde decir puesto que son experiencias personales. En la obra cumplen la función de la mera identificación con el lector que esté pasando por lo mismo. El mensaje que comparten todos es de que hay una salida posible a la situación de acoso, aunque no dejan demasiado claro cómo hacerlo, contienen afirmaciones muy ambiguas del estilo de «si soñás, tus sueños te van a ayudar», «sean felices sin importar lo que la gente les diga», «se puede salir adelante». (A su vez, los testimonios seleccionados son en verdad muy pocos, hubiera sido bueno incluir algunos más). No se trata de juzgar aquí la experiencia personal de nadie, pero sucede que ese conjunto de testimonios, junto con algunas afirmaciones del propio autor, redunda en que la filosofía de fondo termine siendo que existe una especie de orden o justicia por encima de nosotros y que la salida del bullying llega también en parte merced a un equilibrio universal. «Aquellos que un día te hicieron mal lo terminan pagando por otro lado», «la vida es un boomerang donde todo llega», «simplemente que no te afecte [el bullying], porque la verdad es que sos perfecta/o [sic]», «pensá en bien, en tus cualidades […] y verás cómo solo recibís las cosas lindas, alejando de a poco tu ser hostigado». Chaves apoya sus últimos consejos en su aprendizaje de la metafísica (cita el libro Metafísica 4 en 1, de Conny Méndez), esgrimiendo algunos principios que por ser bastante cuestionables y estar expuestos en apenas un par de páginas, sin la profundidad que requieren, dan la impresión de ser superficiales o poco efectivos para quien no logre convencerse o no comulgue con esa filosofía. Otra forma de haber presentado los testimonios podría haber sido en formato de entrevista, para de esa manera indagar sobre formas un poco más concretas de enfrentar el acoso, para ofrecer alguna otra herramienta. Preguntas directas del estilo de «¿qué fue lo que te ayudó a superar la situación?». Si bien Con B de bullying contiene consejos e información orientadora, parece más útil sobre todo para que los adultos estemos atentos y enterados del problema, y podamos identificar un niño o adolescente que lo padezca y ayudarlo, hacerlo sentir apoyado, escucharlo e intentar tomar acciones, legales también, como último recurso. Esto no necesariamente signifique una carencia del libro, puesto que incluso queda claro que estas situaciones son complejas y requieren acciones no solo por parte del hostigado, sino el apoyo de los padres y de la institución educativa, y la necesidad de esta colaboración fundamental —y algunas herramientas para tal fin— es algo que el libro transmite eficazmente. Hubiera sido bueno que el libro tratara con más detalle los perfiles de los involucrados en esta problemática, a los que dedica apenas unos párrafos. (Algún testimonio de un exhostigador hubiera sido más que interesante). Se mencionan perfiles en el capítulo «Los involucrados» y se citan algunas razones que dan los acosadores para su conducta en el capítulo «Informe bullying en Uruguay», que brinda algunas cifras, pero la sensación general es que este aspecto queda desatendido. En este sentido, la complejidad de algunas de las aristas más interesantes de la cuestión quizás ameritaba un abordaje más detenido. Puede decirse que Con B de bullying despierta el apetito sobre el tema, pero no lo sacia completamente. El libro también menciona una figura que despierta mucho interés y de la que poco se habla: el adolescente que es víctima y a la vez acosador. Muchas preguntas se plantean en torno a una persona que a pesar de padecer el acoso, lo propicia en otros. || |
Al principio de la página | Todos los artículos | Todas las editoriales |