Tránsito en Lima |
Liber Trindade |
Un tráfico caótico con varios aspectos llamativos. |
La mayoría de las personas que manejan que conozco dice que no se anima a manejar en Buenos Aires. Sin embargo, he ido muchísimas veces con mi vehículo, recorriendo toda la ciudad sin ningún problema. Aun con la inmensa cantidad de vehículos que hay me resulta muy cómodo desplazarme, circular con las ondas verdes, sin comerte a cada cuadra un semáforo en rojo, y cuando uno enciende el señalero no genera la reacción que se da acá, donde el que viene atrás en forma automática acelera cerrándonos el paso. Ahora, ni con toda la imaginación nos podemos hacer una idea del caos que vamos a vivir cada día en el tránsito de Lima, en una ciudad con similar cantidad de habitantes que Buenos Aires, pero con una agresividad total en la conducción. Al llegar a las esquinas parece que no saben lo que es disminuir la velocidad, simplemente cruzan aunque sea una avenida y parece que juegan al límite, donde siempre uno va a frenar en el último instante para no chocar al que cruza. Se dobla a la izquierda en cualquier cruce con semáforo, más todo lo que pueda imaginar que no se debe hacer. Todo esto es acompañado del entorno más ruidoso, ya que todos se abren camino a pura bocina. Entrar a una rotonda es algo suicida. Sin embargo, a pesar de todo este caos, en toda una semana haciendo decenas y decenas de kilómetros por toda la ciudad, no vi un solo accidente, ni un roce, a diferencia de los varios accidentes que vemos acá en Montevideo todos los días. Es muy curioso ver el sistema de taxis, están por todos lados. Cualquiera pone un auto en la calle con servicio de taxi. No hay bajada de bandera, simplemente salís a la calle, levantás la mano y siempre hay uno a la vista, te acercás, le indicás hasta dónde vas y te dice el precio, que es muy económico, por 10 soles, unos 80 pesos uruguayos, cruzás la ciudad. Con los ómnibus pasa también algo que nos llamará la atención. De la misma manera que ahora están de moda las combis en Buenos Aires, allá son pequeñas camionetas, como las escolares, las que hacen los recorridos, siempre corriendo carreras para levantar pasaje, con anotadores que le avisan al conductor a qué distancia va el de adelante. En cada parada el guarda baja rápidamente y grita el destino para que suban de prisa los pasajeros, luego recorre el coche cobrando el pasaje, o medio pasaje incluso, si se va a pocas cuadras. La mayoría de la policía de tránsito que vemos es femenina, vestida con un llamativo uniforme ajustado. Son las que manejan de forma muy temperamental todo ese volumen de vehículos y nos contaron que además son mujeres porque las consideran menos corrompibles. Cuando uno vuelve a manejar en Montevideo, ya está curado de espanto y es como ir a manejar a una ciudad del interior de nuestro país. || |
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