¿Es posible cambiar? |
María Ibáñez Goicochea y Jesús Jiménez Cascallana |
Acabar con el sufrimiento es un reto complejo que sólo se puede afrontar si tratamos de comprender el origen de ese sufrimiento. |
En el artículo anterior [v. Al día #17 Febrero 2013, p. 7 → http://bit.ly/WXbJBp] veíamos cómo el origen de los conflictos sociales está en las relaciones que los individuos mantienen entre sí, es decir, en los conflictos personales. Estos conflictos personales condicionan la relación con los demás (la familia, los amigos, los compañeros de trabajo, etc.), y no es posible mantener relaciones armoniosas sin antes resolver estos conflictos. Si se intenta forzar a otros a que cambien, se contribuye al malestar, propio y ajeno. Sin embargo, al centrarse uno en resolver en su origen sus propios conflictos: ira, celos, codicia, competitividad, miedo, violencia, contradicciones..., se hace un bien a sí mismo y a los demás. |
¿Es posible acabar con el sufrimiento? Si de antemano uno afirma que no, entonces cierra la puerta a la solución. |
Para comenzar esta tarea, primero debe uno darse cuenta y reconocer que tiene conflictos sin resolver. En ese sentido, el malestar o sufrimiento es el indicador de que algo en nuestra conciencia está pendiente de ser comprendido y resuelto. Otra opción muy habitual es intentar obviar el malestar, dejarlo pasar, no pensar en ello, olvidarlo. En este caso se inicia una búsqueda de satisfacción constante, una huida de sí mismo imposible. Esto requiere un esfuerzo constante para mantener una ilusión de bienestar que se puede quebrar en cualquier momento, y genera una ansiedad y estrés crecientes que acabarán por superar a la persona. Si todo esto no funciona... ¿es posible entonces cambiar y acabar con el sufrimiento? Si de antemano uno afirma que no, que no es posible cambiar, con los argumentos que sean, entonces cierra la puerta a la solución. Muchas veces hemos oído, con dolor, el consejo de resignarse, frases como «hay que vivir con ello» o «la vida es así», o «hay que aprender a vivir con ello», como solución a problemas psicológicos, incluso por parte de profesionales que se han resignado ellos mismos. Pero si uno está dispuesto a ponerlo en duda, no a decir que es posible ni que no lo sea, sino a investigar y comprobarlo por sí mismo, entonces puede encontrar la solución. Que la hay. Todo sufrimiento tiene solución. Acabar con el sufrimiento es un reto complejo que sólo se puede afrontar si tratamos de comprender el origen de ese sufrimiento. Habitualmente acumulamos los problemas, es decir, buscamos una solución rápida que deja el problema sin ser comprendido. Por ejemplo, si una persona se siente inseguro e inmediatamente quiere que esto cambie y se propone no serlo, se lo niega a sí mismo, sin investigar por qué se siente inseguro, qué es la inseguridad, por qué surge, cómo se manifiesta, etc. Por otro lado, los buenos propósitos y la fuerza de voluntad por sí solos nunca funcionan a largo plazo en el terreno psicológico, a lo sumo pueden cambiar el efecto de un problema por otro, ambos con una causa común que seguirá sin resolverse y, por tanto, generando conflictos y sufrimiento. Además, pueden conllevar una lucha contra uno mismo que acaba siendo un nuevo problema sumado al anterior. Cuando se han intentado varios cambios de este tipo, buscando una solución rápida o que dependa de la fuerza de voluntad, y al comprobar que no dan resultado (pues tarde o temprano la fuerza de voluntad flaquea o los sentimientos reprimidos brotan con más fuerza) se suele llegar a la conclusión de que no se puede hacer nada. Pero eso es un grave error. El verdadero cambio, la transformación de uno mismo es posible, pero hay que afrontarla en profundidad. Esto supone que, una vez que uno reconoce un problema, que es consciente de que sufre por un conflicto, no debe tratar de cambiarlo inmediatamente. Para reparar un coche, un buen mecánico explora las diferentes piezas y funciones, deduce de lo que va viendo, hasta que encuentra qué es lo que está mal. Cuando ha comprendido a fondo el problema lo arregla sin dificultades. Nosotros debemos hacer lo mismo, tenemos que aprender a investigar en nosotros mismos, a afrontar las emociones y comprender a fondo nuestro «funcionamiento». Hecho esto, la solución vendrá por sí sola. En el próximo artículo hablaremos sobre cómo aprender. |
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