El censo en diferido |
Diego Plada |
—Santiago, ¿a vos ya te censaron? Un mes después surge el tema nuevamente: Estos diálogos tienen lugar entre dos personas. Ambas tienen teléfonos celulares con Wi-Fi, a través de los que se pueden comunicar o hacer transacciones en forma instantánea con personas de otros continentes. Con esos mismos teléfonos se mantienen informados de los acontecimientos mundiales en cuestión de segundos. Esa misma noche alguno de ellos tal vez vea en vivo y en directo un partido del mundial de rugby, que se está jugando en Nueva Zelanda, en el otro extremo del globo. Sin embargo la burocracia del Instituto Nacional de Estadística (INE) no fue capaz de censarlos en el plazo de dos meses. Según explicaciones de la titular del INE el proceso del censo 2011 se encuentra atrasado y se extenderá por el mes de octubre y la primera quincena de noviembre. Lo que significa que en un país de tres millones de habitantes vamos a demorar dos meses y medio en realizar un censo (!). Esto no habla de otra cosa más que de improvisación, ineficiencia e incapacidad. Incapacidad de organizar un proyecto contando con fuertes rubros económicos, una gran cantidad de personal contratado para la tarea, tiempo suficiente para preparar todos los extremos y tecnología a disposición. El análisis se agrava si tomamos en cuenta que estamos en un país no sólo poco poblado, sino además de cortas distancias, donde todo está a la vuelta de la esquina, con una población básicamente urbana... Para cualquier instituto de estadísticas a nivel mundial, una realidad como Uruguay es el paraíso... Llama la atención el hecho de por sí y más aún si pensamos que nadie hizo la autocrítica ni asumió las responsabilidades del caso. Es peligroso que nos estemos acostumbrando a las cosas mal hechas. En épocas anteriores, con menos recursos y menos tecnología (simples planillas y un lápiz, no modernas y costosas terminales como utilizan ahora) los censos eran exitosos. Se realizaban en dos días con el concurso de funcionarios públicos. Recuerdo que se le pedía a la gente que permaneciera en sus hogares para facilitar la tarea. Realizar un censo en uno o dos días tiene la ventaja de que se logra realmente una fotografía de la realidad. Fotografía concreta en un momento determinado. Sin embargo las cosas lejos de mejorar han empeorado. Para explicar las demoras se habla de funcionarios que en lugar de cumplir con las seis horas diarias previstas (no será mucho...), sólo cubren dos. Se habla de funcionarios que habiendo salido sorteados y realizado los cursillos, desertaron de la labor. Ahora bien, todo eso suena a excusas. ¿Acaso contrataron a personas que no saben contar? ¿No había ningún tipo de previsión ante los problemas que lógicamente pueden aparecer en una operación de este tipo? ¿Acaso no hay encargados o supervisores? ¿No había un plan B? Si la directora del INE tuviera un poquito de vergüenza hubiera renunciado hace rato. Tal vez va a aplicar la misma lentitud que aplicó en el censo. Siendo así por suerte irá a renunciar allá por diciembre, en diferido... |
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