Estaba de viaje fuera del país, como cada día todo el año leo las noticias, me alarma ver que habían asesinado a una jovencita, se llamaba Melissa igual que mi hija, leo con atención cada renglón de la nota que se había publicado el 10 de agosto.

Un mes más tarde tuve la oportunidad de ir a Suárez para estar presente en la marcha que se hizo por varias cuadras en reclamo de justicia. A treinta días del homicidio, la familia sentía el desconsuelo de no ser recibida por la jueza ni por el fiscal, no podía presentar las pruebas que había ido recabando, sabiendo que el asesino no había sido identificado.

Caminamos muchas cuadras por una ciudad de la que yo tenía mis recuerdos de adolescente, cuando iba a bailar los fines de semana con mis dieciséis, diecisiete años, en otra época, donde caminábamos tranquilos y la gente del lugar nos trataba amablemente. Hoy la situación ha cambiado dramáticamente, los primeros síntomas los vemos intentando salir de Montevideo, recorriendo la Av. Belloni, pobreza en todas las direcciones, pero pobreza en todo aspecto, hasta en la toma de decisiones de la Intendencia de Montevideo, que decide destrozar la Av. General Flores en perfecto estado y sin problemas de tránsito, dejando de lado a la Av. Belloni, con tramos sin veredas, con cunetas, de una sola mano en cada sentido, que atraviesa una vía, que lleva a decenas de miles de personas a importantes centros poblados y por momentos desplazarse es estar en medio de una peregrinación.

Ingresar a Suárez nos lleva a otra triste realidad, escaso pavimento, apenas en las rutas de entrada y en mal estado, calles de balastro con muchos pozos, agua acumulada en cunetas, perros sueltos por todos lados, cuando no enrejados en frentes de a tres o cuatro animales, que al pasar de cualquier peatón ladran y ladran, lo que convierte al lugar en inhóspito, solo pensar en la tortura que debe ser intentar conciliar el sueño en ese lugar. La pobreza se ve en las edificaciones, gente humilde, de trabajo, pero lejos de las condiciones en que se merece vivir una familia. 

En este escenario fue la marcha, que primero se dirigió a un rancho de varejones, lugar donde se había hecho la fiesta donde se supone que asesinaron a Melissa [ver nota aparte en p. 3]. Luego todos fueron hasta la comisaría. Los vecinos que acompañaron, entre ellos muchos adolescentes, hicieron unos minutos de silencio [foto superior], y después volvieron al punto de partida en la plaza. Lo concreto es que a la fecha siguen sin avances en este caso.

Finalizada la marcha, arrimamos a Lena Oxley, la mamá de Melissa, hasta su casa a varios kilómetros por Camino del Andaluz, allí nos invitó a conocer su hogar, su hija menor y su esposo, y pudimos apreciar una pared llena de los diplomas de Melissa, que era una muy buena estudiante. Conversamos largo y tendido, es una familia de trabajo, donde se nota la unión que hay, esa de las familias con las que nos identificamos como ejemplo. Lena nos contó algunos planes que tenían. Melissa había cumplido quince años un mes antes de su muerte, pero aún no habían hecho la fiesta porque Melissa quería esperar a noviembre, que el clima estuviera más agradable, y le decía a su mamá que incluso tendrían que gastar menos en ropa de abrigo.

Ese día era la tercera vez que salía sola, su padre siempre la llevaba a todos lados, pero  se suponía que esta vez las arrimaría el padre de una amiga. Melissa siempre decía «no te preocupes, mamá, ¿qué me va a pasar?».

En su casa todavía estaba el celular que le habían devuelto a la familia de Melissa luego de su asesinato, el que llevaba al momento del triste desenlace, ese elemento de prueba que no quiso recibir la jueza ni el fiscal, que en su memoria encierra las últimas llamadas de Melissa y las que hicieron quienes tomaron el teléfono después, con nombres, teléfonos, fotos, resto de contactos, que debieron haberse usado a tiempo para investigar y encontrar al asesino.

Esta semana asaltaron al embajador de Paraguay en la rambla, dos sujetos en una moto, lo lastimaron, lo fracturaron y se dieron a la fuga, prácticamente en veinticuatro horas dieron captura a los dos malvivientes; días atrás asaltaron al diputado Fitzgerald Cantero, lo golpearon con el arma, eran otros dos individuos, pasó lo mismo, en otras veinticuatro horas los capturaron, uno de origen dominicano, conductor de taxi, y se informó que integraba una banda delictiva.

En Suárez, en una fiesta donde se genera una riña entre decenas de personas, donde obviamente hay decenas de testigos, a treinta días no hubo avances, sí procesamientos por riña, pero ninguno por asesinato.

La semana pasada, luego de que el abogado Gustavo Salle tomó el caso, por arte de magia la atención de la justicia a la familia cambió, les recibieron el teléfono como prueba, entre otros elementos, se está investigando por qué recién doce días después del asesinato se hizo la partida de defunción, donde ni siquiera figuran los antecedentes de la muerte, que figuran como reservados.

Nuestro único interés con esta nota es colaborar con la familia Ruggiero Oxley para que la gente que pueda aportar datos se sensibilice, encuentren al asesino y esta familia pueda hacer su luto definitivamente. Nadie les devolverá a Melissa, pero podrán encaminar sus vidas sabiendo que su batalla puede ayudar a que otras familias no pasen por esto, a dar un mensaje claro a todos los adolescentes para mostrarles lo vulnerables que son y que son muy fundadas las preocupaciones de sus padres. ||

Queremos saber qué avance ha habido durante estos treinta días en este proceso con la muerte de tu hija.
Ninguno. Lo mismo que recibimos el día 12 [de agosto de 2014], a ella la asesinaron el 10, y [desde] el día 12, exactamente igual. La jueza [Dra. María del Carmen Roybal] no nos atiende sin un abogado, el fiscal, que se supone que es quien nos defendería en este caso, hasta el día de hoy estaba saturado de trabajo, a partir de mañana [por el 11 de setiembre] tengo que llamar para ver si me da una entrevista. Igual sé que primero va a recibir a los del Ministerio del Interior, luego se tomaría el tiempo de recibirnos a nosotros, igual que la jueza. El actuario de Pando, por ejemplo, cuando entramos al juzgado el 18 de agosto para preguntar con mi esposo qué trámite teníamos que hacer para hablar con la jueza, en cuanto entramos grita llamen a la seccional. Acá cuando llamás por un hurto o cualquier cosa no hay nadie, cuando nosotros salimos del juzgado habían dos patrulleros, una camioneta y una moto, con sus respectivos agentes, esperándonos.

Inclusive me comentan también que tienen otro tipo de pruebas para presentar y no han podido hacerlo.
No. El celular de mi hija fue devuelto roto y no es por la caída que ella tuvo, está arrancado el teclado, lo ves, tiene los cables colgando, no es de la caída, se borraron mensajes de ese celular. El Facebook, uno fue cerrado, el otro fue hecho conmemorativo… Cuando yo digo que tengo una orden judicial, el Facebook se abre automáticamente y cuando busco determinadas personas con las que sé que mi hija chateaba todos los días, están borradas las conversaciones… pero a la jueza le parece que eso no es importante para la causa. Faltan pertenencias de mi hija, como la boletera, la llave, dinero, los championes, que dicen que supuestamente nadie se los tocó…

Ustedes en esta tarde fueron [durante la marcha silenciosa] a este lugar donde ella cayó muerta…
Que suponemos en realidad, porque no sabemos exactamente dónde fue herida Melissa.

Bien. ¿Qué lugar es ese ranchito de varejones?
Ahí es donde se hizo un evento, un cumpleaños de dieciocho. Mi hija a nosotros nos pidió autorización para ir a un cumpleaños de quince, después es convencida por una «amiga», entre comillas, y es invitada para ir ahí, a ese evento.

¿Han tenido algún contacto con los propietarios de ese lugar, quienes moran ahí?
No. El día que golpeamos, porque en la seccional no te dan ningún dato, pero como nosotros sabíamos dónde quedaba la casa fuimos, golpeamos, salió un chico que es menor, por lo cual no pudimos hablar con ellos.

Ustedes luego se dirigieron a la seccional 16, y vi que tú entraste ahí. ¿Qué fue lo que planteaste, qué fue lo que se te respondió?
No, no le planteé nada, simplemente que el día 12 cuando yo entro, al comisario prácticamente le digo yo que había habido un homicidio, entonces ahora quise dejarle una foto para que viera la cara de Meli y que la recordara. Sobre todo por la indignación, a ver… Es tan aberrante, las contestaciones, como le dije ahora, no puede ser que un comisario me diga que la campera fue entregada porque le pareció tenía un orificio dudoso que podía ser de bala. Si un comisario no sabe lo que es un orificio de bala, creo que estamos más en el horno que con los comentarios del ministro [del Interior, Eduardo Bonomi], que dijo que prácticamente por ser pobre está bien muerta, porque estaba en ese lugar.

¿Han podido tender algunas redes, hacer algunas presunciones y llegar a algunos contactos que puedan esclarecer esto?
Sí, pero cuando llamo a investigaciones u homicidios me dicen que por orden de la jueza solo buscan el arma y la persona que disparó. La persona que disparó la jueza la tuvo el mismo domingo, ahí entre las personas que fueron, o sea que era tan solo como hacer la prueba de balística, ¿no?

Esta situación que se habla de enfrentamientos de barras entre lo que es Suárez, Sauce y demás, ¿es real?
Sí, pero no sé, mi hija no estaba en el enfrentamiento de barras, eso nos dijeron en la jefatura de Canelones, ella estaba enfrente a la casa, prácticamente, por eso fuimos hasta allí, y la riña había sido en la esquina. Es más, el disparo lo recibe a más de cuarenta metros.

En sí, luego de este episodio no ha habido ningún patrullaje extraordinario, ningún tipo de movimiento policial fuera de común para ustedes.
Por lo menos que comunicaran a la familia, no. Y nosotros hemos tenido datos y llamadas y te dicen estamos trabajando en el caso y ahora ya hace más de diez días que nos dijeron que ya estaba el caso en manos solo de la jueza Roybal, que no sé qué es lo que espera, porque el arma ya no va a aparecer. Quizás lo que molestó fue que fue un domingo y les arruinó el asado esto, porque que no hayan hecho las pruebas, creo que cada uno en su trabajo sabe lo que es lo primordial, ¿no? La prueba de la pólvora me parece que era algo elemental ese día entre los sospechosos que había.

En esos días se procesó a una persona por algo relacionado al caso, pero no particularmente por esto.
No. Es por riña que termina en muerte, lesiones y porque le encontraron el par de championes de un chico que habían sido hurtados, se le suma rapiña. Los otros están simplemente por riña, nadie por lo de Melissa. A Melissa no nos la devuelve nadie, ya lo sabemos, pero que no haya más muertes impunes, y que ninguna otra familia tenga que pasar por esto, y no solo familias, veo que familias de amigas de mi hija están también…, allegados, vecinos, pila de gente que está afectada.
La verdad, es lamentable. Lamentable que las autoridades no se hagan cargo, ¿verdad? ¿El expediente?, me decía un abogado el otro día, y ni idea el expediente, si a nosotros todas las puertas nos las cierran, no sé si están tapando los horrores que han hecho en la investigación, ya me parece que no son errores, o están tapando algo más. Ahora me pregunto, ¿realmente fue una bala perdida?, porque ¿por qué tantas puertas cerradas que a otra gente con casos similares se le abren?

Ojalá que contribuyamos a que la jueza o algún abogado se interese en este tipo de casos, porque afectan a toda la población.
Sí, sobre todo que no quede impune, que no pase más. Que no haya más padres así. Melissa también es menor como los menores que solo publican iniciales. Ella también era menor y ni siquiera tuvo la posibilidad de su fiesta de quince porque había elegido el 15 de noviembre para festejarlo, así que ni siquiera probó su vestido de quince. ||